Nuevo aire de diversiòn [Rol abierto]

Se sentia euforico, desde la universidad no hacia cosas como estas pero pensaba que la Isla necesitaba un aire mas alegre para como estaban las cosas de tensas a estas alturas. Èl no era el candidato ideal para hacer una fiesta, al menos no teniendo que ser siempre el serio y el correcto pero hoy retomaria por unas horas el viejo Esteban ¿Que daño podia hacer? ¿Que Niamh lo ignorara màs? Bien podia vivir con eso, al menos por ahora, despùes ya veria como arreglaba las cosas.

Habia escogido una de las tabernas que se encontraba abandonada hacia tiempo por los habitantes de la Isla. Deseaba que las cosas volvieran a ser como antes pero para eso las hechiceras tendrian que confiar en ellos. Suspiro bajo ese pensamiento y termino de limpiar el local. A decir verdad habia hecho un buen trabajo, todas las superficies de madera habian quedado relucientes y los pocos muebles que quedaban (algunas mesas y sillas) eran suficientes para las pocas personas que sabia iban a asistir. Se lo habia comentado a todo el mundo pero ya sabia de antemano que solo asistirian algunas, de hecho podia decir sus nombres si le preguntaban. Por supuesto entre ellos no estaba èl que el queria: Niamh.

-¿Lucien terminaste de organizar las bebidas?- le pregunto a su hermano que estaba en la barra, era el ùnico que se habia aminado a ayudarlo, aunque conservaba la esperanza de que los demàs aparecieran. Para como estaban las relaciones en este momento no sabia que esperar.

Por unos segundos se detuvo mirando alrededor a ver si todo estaba listo, incluso se miro a si mismo tratando de descifrar si estaba presentable. Habia escogido ponerse una camisa a cuadros azules y un pantalon negro con zapatos informales. Se encongio de hombros pensando que tampoco tenia a nadie a quien impresionar y decidio acercarse a la barra con Lucien.

-¿Que tal te parece todo?- preguntò mientras con un gesto de la cabeza le indicaba a Lucien que le sirviera una cerveza.

Siempre me gustó dedicar horas a la diversión. Ya no a la salvaje diversión de otros tiempos, a la desenfrenada juerga de sus años de juventud, cuando has probado de todo en tu vida, los excesos comienzan a resultarte aburridos. Me gustaba la diversión que incluía risas, gente amiga y una conciencia sin nieblas de alcohol. Me gustaba recordar luego que me había divertido. Si incluía el hecho de que ahora tenía una hija -adolescente- ante la cual mostrarme decente, eso también era un condicionante para mi conducta. La convivencia no resultó sencilla y por supuesto, nadie se acopló de inmediato a su papel de papá, mamá o hijita. Pasé de ser un soltero que vivía en una gran casa, a ser un "compañero en la crianza" de mi hija con Xie y a tratar de conocer a Evan como si de una cebolla se tratara y yo la fuera despojando de sus capas, una por una. Realmente quería hacer las cosas bien con ella. Con las dos, en realidad.

Cuando Esteban me preguntó si lo ayudaba a organizar una fiesta en la aldea, acepté sin dudar. Al parecer fui el único druida en hacerlo. Solo estábamos los dos en la vieja taberna. Guardé las bebidas en la heladera que habíamos transportado detrás de la barra, y Esteban se acercó a platicar.

-Ya estoy terminando, tú manten la calma y arrimate a la puerta para ver si alguien viene. No pienso tomarme tome esto yo solo- hice un gesto al interior de la heladera- Tengo una imagen de hombre serio que mantener.- me burlé.

Mi amigo se mostraba ¿nervioso? Lo estudié con la mirada tratando de leer su mente. No había esperado una idea así de él. ¿Qué lo había incentivado a hacerlo? ¿Una de las hechiceras quizás? Sonreí.

-No está mal- contesté a su pregunta mientras le echaba una nueva ojeada al salón. No mentía. Esteban se había esmerado con la limpieza y había rescatado algunos muebles viejos. Lo había ayudado en un par de cosas pero el mérito se lo llevaba su compañero.-Ya verás como todos se llevan una agradable sorpresa.- le tendí la cerveza que me pedía.-Y los que no vengan, se arrepentirán el resto de sus vidas.- le di una palmada en la espalda.

Rodeé la barra y caminé hacía la entrada con las manos en los bolsillos a recibir a los invitados.

La vida en la aldea no presentaba mayores sobresaltos, salvo una invitación reciente que había recibido para asistir a una fiesta. Para una persona tan paranoica como ella, esto resultaba de lo más sospechoso. Esperaba que en cualquier momento irrumpiera un ejercito de ogros, dragones y bestias varias para destruirlo todo a su paso. Y por supuesto, la Corte Oscura llegando en un lujoso carruaje. Pero nunca llegaban.

Estaba alerta, claro. Todo el tiempo. La calma de la isla a mí me ponía tensa. Lo apacible de la vida de sus habitantes me exhasperaba. Para convivir con esa sensación de inseguridad participaba en todos los eventos posibles. Como esa fiesta en la vieja taberna. Caminé por la calle principal con una capa ligera sobre mis hombros; a veces el silencio también me preocupaba. Pero luego recordaba que vivíamos menos de treinta personas en una isla y por lo tanto, no necesariamente estabamos todos reunidos en un mismo sitio. Pensaba en eso cuando llegué hasta la entrada de la taberna, y cruzando el umbral, casi choqué con Lucien.

-¡Ay, demonios!- exclamé. Le lancé una mirada fulminante, mientras daba una patada en el suelo.-¡Me has asustado!- respiré hondo, para luego recuperar la calma-Lo siento, estaba pensando en otras cosas.

Aparté todo pensamiento pesimista y miré a mi alrededor. Solo Esteban y Lucien se encontraban presentes. La taberna estaba más limpia de lo que había notado la última vez que la había visitado cuando hacíamos una inspección de los establecimientos de la aldea. Como era mi costumbre, me guardé todo halago.

-¿Dónde están todos los demás?- pregunté, rodeando la barra para echar un vistazo al contenido de la heladera. Eran en su mayoría cervezas, así que me uní a ellos sirviéndome una.

¡Ya estaba bien!, me faltaba solo un respiro para gritarle a todo el mundo que no era una niña. Estaba al borde de la locura con esto de la sobreprotecciòn. No me dejaban ir a ningun lugar sola y por supuesto esto incluia que no podia espiar a Raphe cada vez que quisiera porque siempre tenia un par de ojos sobre mi espalda. No queria ni imaginar como seria para Evan pero supuse que no seria tan malo cuando ella solo estaba concentrada en conocer a sus padres, claro para mi era una historia completamente diferente porque ni siquiera podia hacer travesuras con ella. Suspire arreglandome el cabello por unos segundos y mirando de reojo a la “carcelera” de hoy, Claude me agradaba y la pobre se veia que esto le moletstaba mucho mas que a mi. Al menos debia estar agradecida porque fuera ella y no su hermana la que tuviera que escoltarme a la fiesta que iba a dar Esteban y Lucien en la taberna. Desde el dia de la reunion de la llegada de Evan mi perspectiva de la isla habia cambiado totalmente:

En primera en contra de mi voluntad y sin ningun beneficio habia noches en las que aparecia en los sueños de los demàs. No es que ellos pudieran verme o darse cuenta de ello pero habia algunos sueños en los que honestamente no queria ni entrar, otros sin embargo eran algo educativos ¿Seria Raphe capaz de soñar todas esas cosas que hacian los hombres de la Isla?
En segunda ya no me parecia que todas las hechizeras eran geniales. No, habia una en particular que me desagradaba ¿Y como no hacerlo? Cualquier otra chica en mi lugar haria lo mismo. Yo ya habia visto a Raphe tener otras conquistas, las cuales por supuesto odiaba y evidiaba en la misma proporciòn pero esta era diferente. Sentia que ella era difetente, sentia que si lo intentaba en realidad podia apartarme de èl.

-Esto parece vacio- le susurre a Claude cuando llegamos a la puerta de la taberna y con la misma me acerque a Lucien y le sonrei coquetamente. Era inevitable, mi naturaleza se revolvia con todos estos galanes andando por aqui. Todos me parecian extremadamente apuestos, por supuesto ninguno como Raphe pero el ni me veia como era realmente asi que al menos podia disfrutar de una charla.

-Hola Lucien- lo salude y me aparte de Claude que estaba segura iria a saludar a su hermana y a Esteban que estaban en la barra. Cosa que yo no pensaba hacer, al menos no a Diana. Luego veria como me acercaba a Esteban.

Estaba nerviosa, extramademente nerviosa. Segùn mis calculos Alexander debia estar llegando a la Isla en cualquier momento, lo podia sentir. Y aùn no habia hablado con mis hermanas sobre èl, ya me imaginaba la respuesta de cada una, la ùnica que me apoyaria parcialmente seria Diana y porque conocia a Alex y a su familia de nuestra vida anterior. Me odie por parecer mentirosa pero siempre fue cobarde para algunas cosas y esta era una de ellas. Ademàs habia dejado que Zack saliera de caceria hoy, èl tambien estaba nervioso como concecuencia de mi inseguridad y no queria que hubiera algùn problema si ibamos a ir a una fiesta. Mejor que disfrutara de su libertad lobuna, justo ahora enviadaba no poder ser peluda y con cuatro patas.

Senti el suspiro de Anastacia a mi lado y me senti mal por ella, imaginaba que todo el asunto de guarderia de niñas le parecia horroso. Pero no podia dejar que su relacion con Raphe fuera a otros limites, solo tenia 17 años y era aun una niña. Quizàs como nosotras cuando nos enfrentamos a la Corte Oscura pero no queria que ella madurara antes de tiempo. Queria que disfrurara de su adolescencia lo mas normal posible.

Le sonrei cuando le escuche decir que el local estaba vacio, ya me lo esperaba. Creia que casi nadie vendria y estaba en lo correcto. Aun asi admire el trabajo que habian hecho los druidas para que aquello pareciera acogedor, se estaban esforzando por hacernos sentir bien, fuera de peligro. Pero para nosotras eso era tan dificil, despues de tanto tiempo escondiendonos alertas a cualquier cambio.

-Buenas noches Lucien- le dije al druida de la puerta luego de ver como Ana los saludaba y la deje tranquila por un rato para irme a sentar en la barra donde estaba mi hermana y Esteban.

-Buen trabajo Esteban- lo felicite luego de dirgirle una media sonrisa a Diana para anunciar mi presencia.

-Quedo todo muy bonito- halague con sinceridad pasando mi mirada sobre sus bebidas las cuales me hicieron frucir el ceño por unos segundos. No me gustaba la cerveza y no sabia si habian preparado otra cosa asi que suspire esperando que apareciera algo màs.

Como respondiendo a mi pregunta, dos nuevas figuras atravesaron el umbral de entrada para unirse a la improvisada fiesta. Viendo que una de ellas era mi hermana mayor, una sonrisa espontánea se dibujó en mi rostro, al saludarla. Traía cual si fuera una mascota, bien sujeta de la correa, a la pequeña rubia que Raphe tenía como protegida. La tonta niña por la que ese rumano perdió la cabeza. O mejor dicho, tenía ganas de perder los pantalones. Le dediqué mi pasiva y absoluta indiferencia, pues ni Raphe se merecía mis desvelos, ni ella el honor de considerarse mi adversaria.

Me dirigí a mi hermana que estudiaba la heladera como si en vez de envases de cerveza, en su interior se escondiera frascos de veneno:
-Busca en el fondo, seguro que hay alguna botella de agua mineral- sugerí. Di un sorbo a mi bebida, aunque si de beber cerveza toda la noche consistía la diversión de la fiesta, mi retirarada sería en menos de media hora.-¿Estamos celebrando alguna ocasión especial?- le pregunté a Esteban, presunto responsable del evento,-¿Cumpleaños? ¿Compromiso? ¿Embarazo?- interrogué.

Nunca había intercambiado más que palabras de saludo y cortesía -aunque la cortesía no era mi fuerte- con Esteban, así que no me hacía una idea clara de su intención de reunirnos.

El mundo estaba volviéndose loco, todo estaba del revés en la isla, mi hermano antaño precursor de grandes fiestas se portaba como un angelito desde la llegada de mi sobrina y el druida más formal organizaba una fiesta. Definitivamente los sucesos ocurridos en la última reunión habían provocado cambios en la familia Rondeau.

Lo que inevitablemente me llevaba a recordar que Lucien no era el único que actuaba distinto, yo me notaba cambiado, más taciturno, era mucho menos sociable que cuando las hechiceras llegaron a la isla y sabia el motivo. Valentine me evitaba y no tenía ni idea que había provocado esa reacción en ella.

Estaba harto de estar encerrado en mi cabaña, necesitaba distraerme y decidí ir a la fiesta de Esteban. Me sentía culpable por no haberle echado una mano con la puesta a punto del local así que prepare un poco de comida y la metí en una bolsa.

Fui caminando hasta la antigua zona de tiendas y entre al local encontrándome con Anastasia, la amiga de mi sobrina y a mi hermano cerca de la puerta. En la barra observe que estaban la hechicera que traía loco a Nathan y su bella y orgullosa hermana hablando con el anfitrión de la fiesta.

- Buenas noches a todos – salude con voz alegre pasando mi mirada por todos sonriéndoles – he traído un poco de comida – anuncie levantando la bolsa para que la vieran. – Hay sándwiches, patatas fritas y tarta para todos – dije acercándome para dejar la comida encima de la barra.

- Esteban has hecho un trabajo fabuloso amigo, esto esta genial – lo alabe dándole unas palmadas cariñosas en la espalda, me agache enfrente de la nevera y cogi una cerveza.

La abrí y salí de la barra para acercarme a las mujeres – Diana, además de ser una mujer atractiva, sabes disfrutar de una buena cerveza, eres toda una caja de sorpresas, muy interesante – le comente tomando su mano y dándole un casto beso en el dorso a modo de saludo cortes. Después desvíe la vista hacia su hermana y sonreí tenuemente – Hola Claude, me alegro de verte – no tenia mucha confianza con aquella hechicera y si mi instinto no fallaba intuía que yo no le caía demasiado bien, así que prefería no tomarme demasiadas confianzas y tantear el terreno con ese educado saludo.

Levante la mirada de mi cerveza para escuchar a Diana preguntando por todos, le di una media sonrisa a modo de saludo y levante mi cerveza encogiendome de hombros.
-Somos los que estamos- dije dandole un sorvo a la botella -Probablemente aprezcan algunos màs pero no quiero crear ilusiones- trataba de ser honesto e imaginaba que la hechicera sabia como se encontraba las tensiones de la Isla en ese momento.

Divise cuando llegaron Claude y Ana, la protegida de Raphe aunque a mi me costaba llamarla de ese modo. Claramente tenia una atracciòn por el hermano de Thera pero por alguna razòn, al menos obvia para mi, ignoraban el asunto. Me alegrò que Lucien estuviera en la puerta para recibirlas, asi que yo me levante del lugar en el cual estaba sentado y me coloque detràs de la barra.

-Gracias Claude- respondi ante su felicitacion dedicandole una sonrisa sincera, no habia hecho otra cosa mas que limpiar pero al menos alguien lo habia notado. Me detuve a mirarla recorriendo el camino desde mi cerveza hacia la de Diana, sorprendido por el gesto que capte en su rostro.

-¿No te gusta la cerveza Claude?- duda que confirme cuando su hermana le sugiriò que buscara agua en la heladera.
-No, nada de eso. En ninguna fiesta que yo haga organizado se sirve agua- me gire hacia la barra donde habia varios armarios viejos –Si no quieres una bebida fuerte siempre puedo buscarte otra cosa....- abri de uno en uno y encontre algo que me hizo sonreir -....que tal una botella de vino?- la levante en el aire con una nota de diversiòn en los ojos para luego colocarla sobre la barra. –Tambièn puedo preparte una limonada o algo asi- dije encogiendome de hombros.
-¿Embarazo?- levante una ceja algo incredulo ante la pregunta de Diana “Ya quisiera haber llegado hasta ahi” pense para mi pero luego suspire negando con la cabeza. –No hay ocasiòn especial, solo celebramos que estamos juntos y vivos. Aunque si quieres puedes aportarnos un motivo para celebrar-
Esperaba la respuesta de Diana cuando una voz familiar llego desde la puerta; Myles. Me sorprendiò verlo, pense que se quedaria encerrado en su casa pero al parecer habia cambiado de idea.
-Justo lo que faltaba- respondi con entusiasmo ante las bolsas con comida de Myles –Gracias hermano- asenti con la cabeza ante su halago y luego sonrei –Aunque el crèdito no es todo mio. Lucien tambien ayudo-

Me entretuve colocando las papas fritas en frascos sobre la barra y me gire para abrir la botella de vino y servirsela a Claude en una copa.


FDR: Ayyy quiero cambiarle el apellido a Esteban. Alguna idea chicas?? Ayudenme!!

Le dirigi una mirada de ⌐⌐ (XDD) a Diana cuando sugirio que buscara una botella de agua en la heladera y reprimi las ganas de sacarle la lengua y decirle “Exagerada” . Por suerte Esteban se nego rotundamente y comenzo a buscar algo màs hasta que saco una botella de vino ante la cual sonrei.

-No, el vino esta bien- dije preocupada porque en realidad me fuera hacer la limonada, no es que no me hubiera gustado es que iba a parecer extraño estar sentada en una barra para beber limonada.

Rei con ganas ante las preguntas de Diana sobre el motivo de la celebraciòn. Mas aùn por la cara que puso Esteban, la cual me hizo seguir riendo divertida hasta que escuche que alguien decia las buenas noches desde la puerta. Al parecer otro druida se habia sumado a la fiesta.

Cuando Myles se acerco a nosotros en la barra rode los ojos aburrida hacia Esteban con una expresiòn divertida por los halagos que le estaba haciendo a Diana. De los cuales estaba segura ella disfrutaria encantada. Le gustaba que los hombres le hicieran cumplidos. Cuando se giro para saludarme solo respondi –Hola- y me encogi de hombros para tomar unos papas fritas de las que estaban sirviendo sobre la barra. No me agradaba Myles, ni èl, ni Lucien. De hecho me costaba saludarlos a los dos, a Lucien por el hecho de que nunca se habia preocupado por mi ahijada. Vale, quizas no fue su culpa porque èl no lo habia sabido. Pero aùn recordaba cuando sufrimiento habia tenido Thera por su causa y eso era algo muy dificil de olvidar. Ademàs sentia que èl y Raphe no se llevaban bien, de hecho su actitud el dia que llego Evan no me gusto para nada, Lucien era demasiado brusco. Y su hermano era demasiado halagador. No me gustaba juzgar a las personas, nunca lo habia hecho antes pero esta ocasion era diferente, no podia evitarlo.

Estaba terriblemente confusa, los últimos acontecimientos me iban a enloquecer sobre todo si seguía dándole vueltas a la ultima vez que había estado a solas con Jake, inevitablemente como siempre que pensaba en él vino a mi cabeza la imagen del beso, ¡basta!, exclame mentalmente. Necesitaba distraerme y que mejor forma que acudir a la fiesta que había organizado uno de los druidas, me fiaba de muy pocos druidas y Esteban era uno de ellos.

Me encamine hacia la zona de las tiendas y me quede observando un momento desde a fuera, todos parecían estar charlando animadamente, Jake no estaba entre ellos, hacia días que no me lo encontraba por la isla, no lo evitaba, pero extrañamente no habíamos coincidido desde la ultima vez que nos vimos, con un suspiro suave abrí la puerta del local y entro esbozando mi mejor sonrisa.

Pase por delante de Lucien y Anastacia y les salude – buenas noches – no me pare a hablar con ellos, primero porque debía reconocer que el druida me intimidaba y segundo porque no quería que Anastacia pensase que hasta en una fiesta la teníamos controlada.

Dirigí mis pasos hacia la barra donde estaban mis hermanas y otros dos druidas, primero abrace a Claude y le di dos besos, después hice lo mismo con Diana, - buenas noches chicas – no las había visto en toda la tarde, había estado dando un gran paseo en soledad.

Luego fije mi vista en los druidas y añadió – buenas noches – el otro hermano Rondeau no me intimidaba tanto como Lucien, era más alegre y menos autoritario, o esa impresión me daba pero aun así no me sentía totalmente relajada con él. Le sonreí a Esteban – ha sido una gran idea montar una pequeña fiesta, nos hacia falta divertirnos un poco, me pasas una de esas deliciosas cervezas – no recordaba cuanto hacia que no se tomaba una, era tiempo de relajarse y tomar algo con amigos despreocupadamente.

El vacío en la taberna no tardó es disiparse con la llegada paulatina de los invitados. Diana arribó con una expresión distraída que no era común de ver en ella, por lo que me mostré cortés al responderle. Sentía cierto aire de comprensión entre nuestras personalidades, una afinidad que pocas hechiceras me trasmitían. Quizás porque ella no se intimidaba ante mí.

-Lo lamento, Di, no era mi intención asustarte. Solo estoy cumpliendo con mi rol de cancerbero en las puertas del Averno- señalé el bar desolado-Bienvenida.

Con un gesto galante le señalé la barra para que fuera a servirse una bebida. Mi mirada que la seguía volvió a la puerta, cuando dos nuevas invitadas cruzaron el umbral. La sonrisa de Anastasia me recordó que tenía de la misma de mi hija, por lo que estaba incluída en el nuevo grupo recien estrenado que había creado en mi vida, conformado por mujeres prohibidas. Así que dejé claro el límite con un saludo amable:

-Hola, niña, bienvenida al club.- le guiñé un ojo, y me dirigí a Claude que ya se alejaba tras su saludo escueto-Buenas noches para tí, también.
Miré al horizonte que se teñía de negro, la luna sonriendo taciturna por encima de la aldea, y los árboles a lo lejos. Esperé a que una figura femenida se recortara en las sombras, pero a quien vi aparecer fue a mi hermano. Thera no aparecía.

-Buenas, Myles.- contesté, permaneciendo en mi sitio mientras él también se reunía alrededor de la barra con el grupo que lentamente se volvía numeroso. Escuché que decía que traía comida, lo que agradecí, porque ese detalle se nos escapó de las manos a Esteban y a mí. Sonreí cuando Esteban me incluyó en los créditos de la fiesta. Y rodé los ojos al escuchar sus cumplidos a Diana. Este hermano mío.

El rostro que luego se dibujó en la penumbra fue el de Megan. Asentí con la cabeza pues ya estaba cansado de gastar saliva con formalidades. Eché una última mirada al exterior, y luego me di la vuelta para caminar yo también hacía el mostrador. Me serví una cerveza imitando a los demás.

-Creo que deberíamos pensar en alguna idea para animar esta fiesta, sino decaerá a medianoche o terminaremos todos borrachos.- sugerí.

FDR: Maria, ¿por qué no eliges el apellido de uno de tus personajes literarios o autores favoritos?

-No tienes de que preocuparte Domador, ya estoy aqui yo para eso.- Entre sonriendole a Claude directamente y le guiñe un ojo, -como en los viejos tiempos- susurre solo para ella.

Esa noche había salido a volar. La chica que un día fui necesitaba estrenar sus alas de nuevo, saludar al horizonte, renacer. Ya había pasado la época oscura, y esto no significaba que no estuviera alerta, como bestia y como madre siempre lo estaría, como mujer... esa era otra historia. Sentía que volvía con renovadas fuerzas aquella que por una vez se había alejado hasta los limites del infinito y se había mantenido lejos.

Mi hija llegaría con Raphe con quien había dejado hablando de Ana, conversación que no quería interrumpir, Evan era quien mejor conocía a Anastasia y yo estaba demasiado crecida para espiar a escondidas... mas de lo normal (xD). No esperaba que Ana hablara sobre algunos temas con tanta claridad e indiferencia, y no esperaba escucharla decir que Ana estaba lista para algunas cosas... algo mas que debería hablar con su padre.

El halcón fijaba sus ojos en la figura de Lucien en la puerta, el esperaba una mujer y nunca miro a los arboles, la transformación ocurrió detrás de la vieja taberna donde había dejado antes mi ropa. El ruido del interior me dio la distracción necesaria para aparecer en la puerta no solo sigilosamente sino en el momento justo.

El vestido negro que había escogido era mas para una guerrera que para una princesa, en otras palabras "el ideal" el cual había arreglado de uno de los viejos vestidos que había en los baúles. En realidad lo había arreglado Evan la cual contrariamente a su madre tenia mano para esas cosas. La relación con Evan era tan natural que parecía lo contrario, no pensé nunca que fuéramos tan cercanas tan unidas en todos los sentidos.

-Por cierto Lucien tu hija viene para acá, sino tienen nada suave de beber deberías ocuparte, debe estar casi al llegar con Raphe-, mi mirada sin querer se desvió a Anastasia y finalmente luego de mantenerle la vista sonreí.

-Yo me aburro!- levante la mano diciéndome hacia donde estaban todos, en la barra. Mire a Claude mi “carcelera” y disimuladamente vertí un poco de cerveza en un vaso sonriendo divertida.

-Solo por esta noche- le susurre a modo de súplica y bebí un sorbo del líquido. Sabia amargo pero me gustaba, no era la primera vez que tomaba cerveza ya que Evan y yo lo hacíamos a escondidas en el palacio pero aún así no me acostumbraba al sabor.

-Ya era hora- mencioné cuando Thera dijo que Evan y Raphael llegarían en cualquier minuto, los extrañaba y la fiesta no era lo mismo sin ellos.

Volví a tomar del vaso mientras inclinaba mi cuerpo sobre la barra y movía mis pies al ritmo de la música que había puesto Esteban. ¿Es que aquí nadie bailaba? Bueno, la verdad es que todos a pesar de ser relativamente jóvenes actuaban como viejos de ochenta años, mucha formalidad, mucha educación pero nada de diversión. Me pregunte si era por eso que todos me veían como una niña, sobre todo por el saludo que me había dado Lucien “Bienvenida al club?” Definitivamente prefería a Thera que al padre de Evan, muy recto y serio, aunque estaba segura que debajo de esa superficie se encontraba algo más, por algo Thera se había enamorado de él.

Enrede un mechón de mi rubio y largo cabello entre los dedos silbando distraídamente cuando sentí la mirada de alguien sobre mí.

-Gracias Megan- le agradecí por el cumplido y cuando me pidió una cerveza le sonreí divertido: -A la orden señorita- gire sobre mi espalda y me acerque a la nevera para sacar una bien fría. –Aquí tienes, espero que te guste- dije colocándola frente a ella sobre la barra.

-Lo de borrachos no es una mala idea- bromee sonriendo hacia Lucien por su comentario. Me sentía frustrado que hubiera tan poco ambiente de fiesta a pesar de que la hubiera organizado pero que remedio, supongo que todos estábamos muy tensos para relajarnos.

Le sonreí a Thera en forma de saludo cuando llego, más aún por como llamo a mi hermano, lo cual me hizo soltar una carcajada.
-Aquí tienes otra cerveza Domador- y choque el cristal de la mía contra la de Lucien como si estuviera haciendo un brindis. Sabía que se iba a molestar por aquello, pero en medio de tantas personas no haría ningún comentario lacónico así que estaba a salvo de cualquier represalia.

Seguí organizando las cosas sobre la barra ya sin esperanzas de que Niahm apareciera pero al girar mi mirada a la derecha observe una escena que no estaba correcta, para nada.

-No me parece que eso sea para usted jovencita- le quite el vaso de cerveza de las manos a Anastacia y le sonreí inocentemente cuando me miró con furia. Fingí un “Perdóname” sonriendo y le pase un refresco de la nevera.

Sonreí ante el entusiasmo de Esteban, me alegraba verlo animado, era reconfortante que alguien lo estuviera, no me había pasada desapercibida la respuesta poco alegre de Claude pero era una fiesta y no le iba a dar mayor importancia.

Una nueva compañía apareció en la puerta poco después que yo, era Megan, la más joven de las maestras hechiceras, vi como saludaba escuetamente a Lucien y Anastacia, mi hermano producía ese efecto en algunas personas pero era cuestión de conocerlo en cuanto lo hiciera ya no se sentiría así. La salude con la cabeza cuando llego hasta nosotros. Cuando Lucien llego hasta la barra le di un golpe cariñoso en el hombro al pasar.

– Buen trabajo hermanito – le dije sonriendo mientras se servia una cerveza.

Iba a responder a su comentario pero la aparición de Thera en la taberna me hizo cerrar la boca, ¿Domador?, ¿así lo llamaba?, debió ponerle ese nombre cuando se dedicaba a tratar con caballos, lo recordaría para tomarle el pelo otro dia.

- ¿Evan va a venir?, genial, tengo que empezar a ocupar mi lugar de tio consentidor – comente mirando a Thera divertido.

- Pero mientras me dedicare a bailar con todo aquel que quiera pasar un rato divertido, ¿que dices Anastacia, les enseñamos a divertirse? – extendí mi mano invitándola a bailar conmigo la canción que sonaba en ese momento. La pobre chica debía estar mortalmente aburrida sin su amiga para maquinar travesuras.

Esteban como el caballero que era no tardo en cumplir mi pedido y me entrego una fresca botella de cerveza – gracias, eres un encanto – le agradecí sonriéndole sinceramente y tomando un trago de la cerveza que bajo por mi garganta aliviando mi espíritu. Lucien se acerco a la barra y propuso animar el ambiente, “buena idea” dije mentalmente, todos estábamos demasiado formales para ser una fiesta era como si de repente hubiésemos olvidado como divertirnos, tanto tiempo transcurrido entre llegada, adaptación a la isla, tensiones entre druidas y hechiceras, la llegada de Diego, Anastacia y Evan. Parecía que lo único de lo que éramos capaces era de ser correctamente educados todos con todos, dábamos asco, no es que yo fuera la alegría de la huerta, nunca había estado en una fiesta salvo las que se hacían en el colegio en el que estudiaba pero algo se me tenia que ocurrir, aquellos druidas se habían esforzado por reunirnos para pasar un buen rato y seria descortés no poner de nuestra parte.

Thera apareció triunfal en el umbral de la puerta, anunciando su presencia como solo ella sabia hacer, captando la atención de todos los presentes. Sonreí con cariño mirándola me alegraba de verla.

Por el rabillo del ojo pude ver como Esteban le quitaba el vaso a Anastacia y lo cambiaba por un refresco, era un buen hombre, si alguna vez tenia hijos seguro que seria un buen padre.

Después escuche a Myles invitar a bailar y rece para que al druida no se le ocurriera elegirme como pareja de baile, había nacido con dos pies izquierdos, era nula para moverme con gracia. Respire aliviada cuando invito a Ana, ya que ellos iban a divertirse de eso modo el resto deberíamos hacerlo de otra forma y por fin una idea se formo en mi mente, sonreí maliciosamente como hacia mucho tiempo que no hacia.

- Propongo empezar un juego, se llama verdad o atrevimiento, empieza una persona que será el inmune le pregunta a otra ¿verdad o atrevimiento? y el otro tiene que elegir, si escoge la primera el inmune le hace una pregunta y tendrá que decir la verdad, si escoge atrevimiento, el inmune le pondrá un reto que deberá cumplir, si no cumple deberá beber los tragos que el inmune le mande, os pondré un ejemplo, Claude ¿verdad o atrevimiento? – le pregunte a mi amiga sonriendo esperando que me siguiese el juego.

-Megan!- la salude enérgicamente cuando la vi entrar, ya éramos más, al menos podríamos charlar de algo divertido, si es que todavía nos quedaban de esos temas. Pero mi suerte no duro tanto cuando Lucien también se acercó a la barra ¿Por qué de repente teníamos que estar todos en el mimo lugar? Que no había suficiente espacio en la taberna? Suspire observando mi copa de vino como si fuera un teoremas de matemáticas pero mis ojos volvieron a deslizarse hacia la puerta cuando llego Thera.

-Hola bruja- le dije saludándola y riéndome por la forma en que le hablaba al padre de mi ahijada, se lo merecía, no se podía quejar. Además Thera tenía buenas noticias porque al parecer Evan y Raphael se unirían a la fiesta.

Cuando Anastacia se acercó a mí y levanto una cerveza para tomar de ella le lance una mirada de advertencia pera al escuchar su comentario mi rostro se suavizo y le di una media sonrisa. La chica ya conocía mi punto débil y sabía que yo no regañaba ni a un gigante con colmillos. Vaya profesora que iba a ser! Por lo que le agradecí a Esteban con una mirada que tomara cuentas en el asunto y le diera un refresco.

Observe a Myles y a Ana irse a bailar apenas escuchando la idea que le había ocurrido a Megan, así que cuando se dirigió a mí con aquella pregunta la mire distraída.
-¿Verdad o que….?- repetí con ganas de estrangularla (xD). No me gustaba ese juego y menos con hombres allí presentes. De todas maneras no quise ser descortés y respondí: -Atrevimiento- aunque dependía de lo que dijera para la respuesta que iba a obtener así que mis ojos se clavaron en los suyas a modo de súplica.