La Tierra del Árbol Sagrado

Estando sulfurado como me encontraba, sentí una mano sobre mi hombro y la llegada de mi hermano me trajo de nuevo a la realidad.

- Disculpen el berrinche, solo estoy harto de esperar. No soy nada paciente -respiré hondo y me giré hacia Aidan que respondía en ese momento a Esteban. Rodé los ojos, esta pantomima estaba terminando con mi serenidad.

Estaba por preguntarle a Esteban en donde se encontraba y por que llegaba tan tarde cuando una quinta hechicera aparecía frente a nosotros, sin una escena montada ni nada por el estilo como las otras, me quedé serio, absorto en su belleza y la forma de sonreír de la que me sentía complemente excluido. Luego, cuando notó nuestra presencia se dirigió a nosotros, no pude evitar sonreír burlonamente y aplaudirle mientras Esteban le dirigía unas palabras a las que no presté atención.

-¡¡Bravo, bravo!! -me burlé -es la primera señorita que se digna a aparecer normalmente, ¡oooh dioses del olympo, gracias! por escuchar nuestras súplicas -continué dirigiéndome hacia el cielo.

Después, el cargo de conciencia hizo de las suyas, mi sonrisa desapareció y le miré avergonzado.
- Discúlpame, pero tus amiguitas me han puesto de malas -me excusé, luego ya más serio le ayudé a Esteban a contestar.
- Tus amigas están a salvo, bajo la protección de nuestros hermanos... -"¡Vaya! olvidamos preguntarles a qué morada las llevarían", pensé pero luego imaginé que si Myles había sido el primero en llevarse a una de estas mujeres, seguramente estarían en su casa.

En ese momento me debatía si era yo quien debía llevarla, o no. Algo en mi interior me decía que yo lo hiciera, no por el hecho de haber sentido alguna extraña conexión con esta mujer, sino porque me moría de ganas de volver a ver a la mujer que Lucien se había llevado. Ésta solo me parecía hermosa, sin embargo, esa conexión que esperaba sentir aun no había llegado.

- Esteban... Deberías llevarla a la casa de Myles, seguramente están ahí las demás...- me dirigí especialmente a Esteban, pero luego caí en cuenta que él apenas venía llegando y sería justo que se quedara conmigo a esperar a las demás - o tú, Aidan -agregué, que ellos se disputaran quien la llevaba con las demás.

-Solo por curiosidad... ¿Cuántas son en total, tú y tus amigas? ¿8, 9...? -pregunté especulando a la mujer frente a mi, la duda me carcomía y... si ésta era la última?

Al escuchar la burla de Nathan mi expresión pasó a ser de duda y sorpresa, definitivamente las anteriores hechiceras habían hecho todo un despliegue de habilidades que habían sorprendido y ¿alterado? a mis hermanos, especialmente a Nathan.

Suspiré por unos instantes y baje la cabeza mientras me pasaba la mano derecha por el dorso de mi cuello…..Entendía su desespero, habíamos estado esperándolas mucho tiempo y a veces la soledad es demasiado cruel, pero no para mí. Tenía que ser fuerte, albergábamos demasiadas esperanzas en estas extrañas ¿Qué tal si no nos podían ayudar?

Nuevamente dirigí mi mirada hacia la hechicera que se encontraba ahora en el círculo, era hermosa definitivamente pero había algo más….algo escondido en esa sonrisa, esa mirada.

“¡¡Esteban!!” me regañé mentalmente mientras ponía atención a las palabras de Nathan dirigidas hacia mí y luego a Aidan.

-Si no te molesta Aidan yo la llevaré, la verdad tampoco poseo tanta paciencia para estas cosas y ustedes estarán aquí bien sin mi ayuda. Lo único que quiero es que se termine este asunto –

Di dos pasos hacia la hechicera con cautela.

-¿Puedes caminar?- pregunte algo extraño, la verdad parecía estar en completa forma y salud pero nunca se sabía cuándo se trataba de mujeres como la que tenía delante.

- Te llevaré donde se encuentran tus amigas-

Extendí una mano al camino que estaba detrás de mí para señalarlo.

-Después de usted señorita-

Habló primero aquél en que me atrajo, le escuché atenta y quizá un poco embelezada. No sabía si confiar en todos ellos o no, se sentía una vibra un tanto extraña. Les seguí observando, de uno en uno especialmente en el que aplaudía y se burlaba. Torcí una sonrisa y alcé una ceja mientras le escuchaba.

-Está de más el preguntar si te han tratado mal, eso está bastante claro -devolví y sonreí más ampliamente, no agregué nada más, dejé que se disputaran quien sería el que me conduciría hacia mis hermanas. Reí en mis adentros, parecían niños pequeños a los que se les ofrece una golosina y esta idea me gustó.

Finalmente, les volví a prestar atención cuando fue el hombre que respondía al nombre de Esteban quien me mostraría el camino y me alegré -quizás demasiado- por eso.

-Por supuesto -contesté a la pregunta de Esteban y no pude evitar darle una mirada más -¡vamos! -dije entusiasmada -por tu bien, espero que no intentes nada en mi contra, he tenido suficientes ataques para más de dos vidas -le advertí sutílmente y luego me encaminé en la dirección que me mostró esperando que me diera alcance y me condujera correctamente.

-Somos 6 -contesté sobre mi hombro, sin mirar atrás, al hombre que aun no sabía su nombre. Después de eso, esperé a que mi acompañante me dijera por donde continuar.

Al escuchar el “-¡vamos!-” de la hechicera la observe sorprendido, tenía demasiada energía y entusiasmo…….¿continuaría con él luego de pasar los primeros días en la isla? Imaginaba que al fin y al cabo eran sus amigas, las otras hechiceras las que le importaban. No quería ni pensar en la cantidad de cambios que ocurrían en la Isla luego de tener tantas mujeres por allí ¿Y si les ocurría comenzar a dar órdenes? Ja! A él le daba igual mientras no molestarán su paz y principalmente, su espacio.

Ante la advertencia de la hechicera elevé una ceja “Ya empezamos” comente para mí mismo…demasiado orgullosa y prepotente ¿Así que por mi bien?.... Pero mi expresión mostraba serenidad y solo comente.
-Entendido-

Sin embargo cuando se encamino por el sendero señalado no pude evitar observarla desde atrás XD, sonreí de lado por breves segundos y dirigí mis siguientes palabras a Nathan y a Aidan.

-Si mis cuentas no fallan solo falta una de ellas. Buena suerte hermanos, nos veremos en casa de Myles-

Alcanzó a la hechicera y se encaminaron hacia [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


PD: ¿Cómo es que se pone el vínculo a la casa de Myles? Sí, soy muy bruta *llora*Soy un desastre andante XD
Es con el candadito gris de arriba

Luego de que Lucien se fuera no hubo que esperar mucho para que apareciera la próxima.
De pronto estábamos solos y luego estaba ella allí, parecía un oasis de belleza en medio de aquel círculo. Su llegada fue apacible, calma. No hubo sustos ni teatro, solamente ella apareció y pareció que el aire de pronto se llenaba de su perfume. Era una mujer linda pero a simple vista se podía ver cuanta magia había en ella. No era para mi, aunque su calma me gustara y me llamara la atención como ninguna, pero ella solamente era simple en su superficie, pude ver a una mujer mágica y compleja detrás de sus ojos y suspiré esperando que se me concediera la felicidad de conocer a esa persona especial a la que yo esperaba.
Su respuesta a cuantas eran me sacó del ensimismamiento en el que estaba contemplando como se marchaba. Solamente quedabamos 2 hombres en la Isla pero yo sabía que la próxima no era para mi.
-Perdón- dije dirijiendome a Nathan y despacio me levanté y me marché a mi lugar de la Isla, a ese lugar donde me sentaba a esperarla aunque tuviera que hacerlo por toda la eternidad:
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Llegué al Círculo mientras Salvatore salía con una de ellas pero parecían ensimismados el uno con el otro y ninguno se fijó en mi.
Miré a Aidan irse y me preocupé como venía haciendolo con el desde que lo conociera. Temía por su vida cada vez que se iba hacia el Acantilado, pero sabía que no era bienvenido allí, el necesitaba estar sólo.
Recordando a la joven que había dejado con sus amigas regresé al lado de Nathan y me senté.
-¿Cuantas más?- pregunté con ganas de que ya llegaran todas, de esta manera podríamos regresar.

"Touché", La mujer me devolvió la burla, ¿porqué sería que todas tienen agallas?. Suspiré resignado y apenado. Sin embargo fue lo único que dijo antes de que Esteban se adelantara a Aidan para ser él quien le mostrara el camino. Parecía que la mujer había flechado con mi hermano, reí en mi interior.

La vi alejarse y fue cuando capté que no había respondido a mi pregunta pero la mujer nuevamente me ganó la partida. Respondió antes de que pudiera echarle en cara su falta de educación. Así que eran 6 y si ella era la quinta eso significaba que... ¡Faltaba solo una!. Me giré alarmado hacia Aidan, nosotros eramos dos... ¿Quién de los dos se quedaría sin una de estas bellezas? Un miedo alarmante me recorrió justo cuando veía como mi hermano abandonaba el campo de batalla en el que se había convertido el Círculo Mágico y Jake volvía a acompañarnos.

¿Será que Aidan se da por vencido antes de ver a quien de los dos escoge la última hechicera?. La pregunta de Jake me trajo de nuevo a la realidad...
-Solo falta una -fue lo único que atiné a contestar.

Hacía días me venía sintiendo intranquila, a pesar de mis usuales pesadillas tenía otros sueños extraños, de una tierra y unos hombres. Al principio no le preste importancia, el insomnio no me dejaba profundizar en mis sueños y la sensación de intranquilidad fue menguando.

No quería que aquella magia regresará a mí, había perdido demasiado y solo sufrimiento había traído consigo el arrastre de tales poderes. Me negué a sentirla nuevamente así que ocupe mi tiempo en lo que mejor sabía hacer: sanar heridas.

Sin embargo aquella mañana fue diferente, incluso mi mejor amigo, el lobo blanco lo sintió. La Corte era astuta y no iba a desistir tan fácil de nosotras, sabía que mis hermanas habían desaparecido de alguna forma de sus locaciones, no había rastros de ellas.

Ese mañana aparecieron ante mis ojos visiones de ellas llegando a una tierra desconocida. Era imposible, las extrañaba tanto pero sabía que no podríamos volver a estar unidas como antes, al menos no del mismo modo.

Tal vez ellos, la Corte, pensaron que yo conocía sus ubicaciones, las del resto de las hechiceras. Al fin y al cabo entre la Corte y mis Hermanas había un denominador común: YO. Pero hacía mucho tiempo que yo había elegido seguir mi camino (el de ellas) y juré por razones ocultas que guardaría sus secretos (los de la Corte)……pero mentí. Y esa mentira entre otras cosas trajo que nos separáramos mis hermanas y yo hace ocho años atrás.

Llegaron a mi puerta aquella mañana muy temprano, yo no estaba preparada pero las visiones me ayudaron a encontrar el camino hacia ellas. No sabía qué hacer, no sabía hacerles frente y no soy buena guerrera a diferencia de mis hermanas. Mi única alternativa era aferrarme a nuestro vínculo, aquel que llevaba colgado en mi cuello durante ocho años: él medallón.

Por supuesto, ellos la Corte, no acepta derrotas y al ver que yo también me reuniría con ellas decidieron dejar un recordatorio para nosotras.

Apenas unos segundos antes de desaparecer sentí un fuerte dolor en el abdomen y tuve que abrazarme a mi lobo para no caer, sentí que era trasladada a otra dimensión y junto a ello mis sentidos se dispersaron del todo.

Fui consiente de mí y mi esencia nuevamente cuando mis pies tocaron tierra desconocida.

-Aaah- me doblé en dos luego de aquel quejido susurrado y deposite ambas rodillas en el suelo mientras llevaba mis manos hacia aquel lugar que tanto dolía.

No me había percatado pero toda mi blusa blanca ahora se encontraba bañada de un rojo brillante que se encontraba no solo en mi ropa sino también por el pelaje de mi lobo.
Me habían herido, ese había sido el recordatorio.

Palpé la herida con mis dedos, no era tan profunda y……mi otra mano la apoye contra la tierra. Había algo en aquel lugar, una magia especial que recorría cada pequeño pedazo, podía sentirla. Bien, eso me ayudaría a sanar en minutos, había curado tantos daños con mis manos y mi magia que no sería difícil cicatrizar aquella herida.

Volví a la realidad que me rodeaba cuando escuche a mi lobo gruñir, no me había percatado hasta ese instante que estaba rodeada de dos hombres, los de mis visiones y los que habían visto cerca de mis hermanas en otras que ahora flasheaban por mi mente. Sabía que no me harían daño, podía sentir la presencia de mis hermanas en aquella tierra.

-Zack- murmuré para que mi amigo dejará de gruñir pero fue en vano, tenía todos los colmillos al aire, mostrándoselos aquellos extraños con un tono de advertencia que decía claramente “No se acerquen”

Estaba aún ensimismado pensando en que faltaba una hechicera. Ellas eran seis y nosotros siete, de pronto me encontré pensando en ellas teniendo su propio harem, utilizándonos a su antojo y seguramente nosotros caeríamos a sus pies. Suspiré y estaba por preguntar a Jake que tal estaban las otras mujeres cuando ella apareció frente a nosotros abrazada de lo que parecía un lobo.

En ese momento sentí que mi corazón se encogía cuando noté la mancha de sangre que cubría su ropa. Se me hizo un nudo en garganta al cuestionarme si seguía viva o no y qué fue lo que pasó. Primero pensé que el lobo la había mordido, pero noté como ella se aferraba a él, eran amigos... La única otra opción que se me ocurrió fue que ella había sido víctima de un ataque de quienes las perseguían. Fue entonces que salí del shock y corrí a auxiliarla, pero el lobo gruñía y mostraba sus colmillos peligrosamente.

Detuve mi andar y sigilosamente seguí acercándome, con cautela y rogando por que al lobo no se le ocurriera atacarme pero, qué mas podía hacer? Ella necesitaba ayuda.

-Tranquilo, amigo... Solo queremos ayudar -comencé a hablarle al lobo esperando que se apaciguara y me dejara acercarme a ella.

Sentía como cada tejido de mi abdomen iba recuperando su forma, la sanación dolía….quizás porque la estaba practicando sobre mi misma o tal vez porque no tenía la energía y la concentración suficiente para que la magia fluyera naturalmente.

Respiré hondo atrapando todo el aire que pudiera en mis pulmones, cerrando mi mente al dolor cuando una voz me sacó de mis pensamientos.

Uno de los hombres intentaba acercarse a mí, levante la mirada por primera vez y lo observe en silencio por unos instantes.

-Estoy bien- fue lo único que pude de articular al extraño que se aproximaba mientras levantaba mi mano derecha y la posaba en el lobo lentamente trasmitiéndole cierta confianza para que dejara de gruñir.

El lobo se calmó por unos segundos pero no retiró su mirada en el hombre, hizo un sonido bajo con su garganta y se colocó al lado de su dueña como un polizón, vigilando que nadie osara tocarla o dañarla.

-Solo necesito unos minutos para recuperarme- respiré hondo nuevamente.

-Por favor dime como llego a mis amigas- toque el medallón en mi cuello y una visión de una cabaña con las cinco adentro pasó por mi mente, estaban allí, vivas y juntas….otra vez.

Le estuve observando preocupado, miré a Jake en busca de ayuda, quería alejar al lobo de ella para poder ser yo quien me acercara y luego ella levantó la mirada sintiéndome observado e indefenso por primera vez desde hacía tanto tiempo.

Tragué saliva nerviosamente y le miré mientras ella calmaba al animal, de la mujer emanaba una magia poderosa, lo podía sentir, incluso fluyendo por mis venas. Le clavé la vista al lobo, en ese momento sentí celos pues su delicada mano se posaba en el salvaje animal.

Su tercera frase fue la que me trajo de vuelta a la realidad. Era bastante obvio que quisiera ir con sus amigas. Era lo primero que exigían estas mujeres cuando aparecían frente a nosotros.

Sin decir hasta el momento ni una palabra más, le extendí mi mano para que fuese ella quién decidiera tomarla, le miré y fue entonces que le comenté -Te mostraré el camino.

Esperé unos segundos más a que aceptara mi ayuda y a que terminara de recuperarse.


Fdr: Hmmm, yo pongo el link a la siguiente escena y respondes allá o respondes aquí y luego ya pongo el link... O quieres poner tu el link? xD. Waaa, pregunto por acá porque es raro cuando coincidimos por msn.

Observe la mano que me tendía aquel extraño hombre y le sonreí con delicadeza.

-Gracias- respondí mientras colocaba mi mano derecha sobre la suya y me incorporaba, sin embargo debí hacerlo demasiado pronto cuando un mareo sacudió mi cuerpo y tuve que aferrarme al hombro del hombre para no caer.

- He perdido sangre- agregué cerrando los ojos para concentrarme y para que él no se asustara.

-Tomara algún tiempo a que mi cuerpo equilibre y compense aquello que he perdido, es la primera vez que practico una sanación tan profunda en mi misma- dije respirando hondo una vez más para luego abrir los ojos y posarlos sobre el rostro de aquel del cual me estaba apoyando.

-¿Cuál es tu nombre?- pregunté mientras sentía inquieto a mi lobo detrás de mí y me percataba del desastre que resultaría ante los ojos de mis amigas si me presentaba con la blusa manchada de sangre y Zack en las mismas condiciones. Quería que nuestro reencuentro fuera con cariño y definitivamente aquella sangre traería rostros de sorpresas y muchas preguntas.

-¿Crees que exista algún lugar donde pueda disponer de otra ropa?- miré al otro extraño que se hallaba en el lugar y le sonreí a medias en forma de saludo.

- Mis amigas están en algún lugar de esta tierra reunidas y no quiero llegar a ellas así, quiero verlas y abrazarlas sin que se preocupen por mí, al menos por el momento. Luego les contaré de lo que pasó a ellas y a ustedes, sé que puedo confiar en ustedes ¿no?- cuestione para tener certeza, aunque la verdad es que ya confiaba en aquel extraño, y no sabía la razón.

Al momento que su piel tocó la mía, un escalofrío de reconocimiento recorrió mi cuerpo. Me preocupó al verla tambalear y no dudé en tomarla con ambas manos para que sintiera más apoyo. Sus palabras las iba comprendiendo de a poco, pues estaba mas interesado en detenerla y observarla que estuchándola.

-Na... than -tartamudeé, sentía una extraña y a la vez, asombrosa conexión con esta mujer, le sonreí -¿Y el tuyo? -pregunté de inmediato.

Su siguiente pregunta me hizo sonreír -Si no te importa, podría llevarte a mi casa -le ofrecí -No hay ropa de mujer aquí... Pero podrías usar algo mío -sonreí de lado. ¿Le estaba coqueteando? ¡Que mal!, la mujer apenas se estaba recuperando y yo ya andaba de ojo alegre... En esos momentos se hacía presente la falta de mujeres en nuestra vida en la isla.

-Por supuesto que puedes confiar en nosotros. No te haremos daño, al contrario -le aseguré y dubitativo, la tomé en brazos, le eché un ojo al lobo y luego le avisé -Entre menos camines, mejor -le sonreí y le observé, lo que más me importaba era que se sintiera cómoda. Sus expresiones me dirían como se encontraba, de eso estaba seguro.
Y me dispuse a caminar... [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]