Charlas en el pasillo - Primera Reunión

Viene del Salón

A pesar de lo que todos pudieran pensar por mi actitud defensora con mis chicas yo sabía exactamente cuando respetar sus decisiones. Mi hermana decidía pelear sola nuevamente y esto me molestaba. Sus batallas deberían haber sido mías también, más aun cuando necesitaban protección.
Lucien me molestaba, su actitud de jefe, aunque no podía evitar darme cuenta de que el hombre no tenía la culpa de todo lo demás el si la tenía por robarme a mi hermana. Quizás en el pasado yo lo hubiera juzgado mucho peor y sin embargo ahora la rubia que tenía sentada cerca de mi me dejaba el cuerpo cargado de deseos que me hacían ser más tolerante con Lucien, no por el sino por razones egoistas... yo empezaba a ver que quizás hubiera una oportunidad de una familia feliz después de todos.

La manera en la que él miraba a mi hermana me recordaba un poco a mi padre, un honbre que nunca se había enamorado según él pero que miraba a mi madre como si fuera su luna y sus estrellas. Salí al pasillo junto a Diana tratando de alejarme de Anastasia cuando estos pensamientos me rondaban la cabeza, necesitaba espacio para analizar mis deseos y mis cosas ilógicas sin tenerla a mi lado.

-Diana- le dije acercándome a ella poniendo una mano en su cintura. -¿Eres ya demasiado grande como para regañarte por ser tan coqueta?- pregunté mientras le sonreía. Ella era un mujer por la que siempre sentí admiración desde que era apenas una niña se notaba su belleza de hechicera y su poderosa magia.

Si no fuera porque estaba alucinado con la visión de mi sobrina hubiese fulminado con la mirada a Valentine por reírse tan descaradamente de mí, pero todos mis sentidos estaban centrados en Evan. Como si de una película se tratase fui espectador de las bienvenidas de los demás, lo único a lo que atine fue a levantarme después de la bochornosa caída que había protagonizado.

Solo salí de mi aturdimiento al reconocer una voz muy familiar y autoritaria a mis espaldas, la llegada de mi hermano a la habitación me hizo salir del shock y asimilar todo lo que estaba ocurriendo, aquello era real, Lucien era padre y a mi me había convertido en tío. Una vez aceptado esto, moría de ganas de darle una bienvenida como Merlín mandaba a mi sobrina, pero me conforme con un guiño y un susurrado luego hablamos, aquel era el momento de Lucien y Thera. Una extraña sensación me invadió al presenciar la escena familiar, me sobrecogió pensar que era parte de esa nueva familia que se había reencontrado hoy, alegría, nostalgia, ternura se entremezclaron en mi mente.

Sentí que alguien me miraba, descubrí que Valentine me observaba atónita y por un momento me permití mirarla con toda la carga emocional que pesaba sobre mis hombros desde que había entrado en aquella habitación, la ternura me invadía pensando que Evan seria la digna sucesora de mi madre y que le daría a mi sobrina todo el amor que ya no podía darle a mi progenitora. Sonreí por unos segundos a Valentine y aparte la mirada incapaz de dejarle ver más tiempo mis emociones más profundas, aturdido salí de sala después de Diego, intentándome auto convencerme que la conexión que sentía con esa mujer era a causa de las intensas vivencias de ese momento y trataba con fiereza de recordar la discusión anterior para no caer en las garras del sentimentalismo.

Me apoye contra la pared del pasillo y me perdí en mis meditaciones con la charla de Diego y Diana como fondo.

fdr: ¿algun alma caritativa que distraiga a mi chico de sus divagaciones ^^? Ta libre si quereis hablarle ^^.

Al parecer las cosas se iban arreglando por si solas. Salí al pasillo con los demás tratando de camuflagear lo feliz que me sentía de haber contado con el apoyo de Megan, aun cuando delante de todos yo había dejado claras mis intenciones. Demasiado rápido pero ella estuvo allí y no me falló, mi admiración por ella crecía y muy dentro el pequeño niño dentro de mi daba saltos de alegría. No voy a hablar de la parte de mi que se sentía orgullosa de si misma pues incluso a mi me molestaba, pero no iba a negar que me sentía pletórico de alegría.

Miré a Raphael y Diana y al resto de los que estaban separados entre si y hubo algo que llamó mi atención por lo que me acerqué a Myles. -Va a llegar un día en el cual cada sonrisa de Valentine puede que sea tu vida, estás jugando con fuego con ellas dos, mira todo lo que han pasado y aun son más que amigas aunque no lo parezca, puede que seas tu quien salga mal parado de todo esto.- No sé que me hizo creerme que podía dar una charla sobre amores, pero aunque yo no era muy efusivo sentía un cariño profundo por todos mis hermanos. No había crecido con ellos pero aun así de mucho más joven salía a pescar con Myles y le tenía un cariño especial. yo era demasiado observador y adivinaba que Valentine se sentía ya demasiado herida para seguir jugando.

La mirada de Myles me hizo darme cuenta de que el era la misma persona que me había llevado en brazos el primer día. En sus ojos yo aun podía ver esas emociones, emociones que el decidía compartir conmigo, y no con nadie más. Su sonrisa fue para mi, no para Diana, no para ninguna otra pero de pronto sin verme más a los ojos salió al pasillo con todos.

Con una ultima mirada a la familia feliz que serían yo también salí detrás de ellos. Me senté en la escalera viendo a Diego y a Diana, a Jakes hablando con Myles y mi mirada se centró en mis manos entrelazadas entre mis rodillas. Miré nuevamente a Myles y bajé la mirada, al parecer el aun no estaba seguro de quien sería la chica para él. Yo estaba bastante harta, el juego por el juego mismo no era lo que buscaba. Me gustaría tener una aventura con él, me gustaría hacerle el amor a ese hombre, compartir la risa con el, pero el y yo a solas, sin compromisos pero sin nadie más.

Definitivamente los trios no se me daban bien. me acerqué a Loghan y lo besé en la mejilla. -Gracias por todo- le dije y antes de subir las escaleras a mi cuarto le hice un guiño a Myles, el podía seguirme si quería.


^{Fdr: SI quieres seguirle abre un rol en el cuarto de Valen y te sigo.}

Vi a Jake acercarse y le sonreí tenuemente por increíble que parezca nuestras diferencias de personalidad nos hacen encajar bastante bien. Pensé que empezaría a hablar del tema del día, el reencuentro con Evan, pero no fue así y me lleve tanta sorpresa al oír sus palabras que no pude evitar mirarlo con los ojos bien abiertos y después fruncir el ceño y ponerle cara de malas pulgas.

No quería escuchar eso, había salido de la sala para apartar a Valentine de mis pensamientos pero Jake no me lo permitía, como un veneno letal que avanza sin que puedas remediarlo, la observación de mi amigo calo en mí y sin quererlo me hizo reflexionar. Al besarme con ella ya había dejado que pusiese su marca en mi, estaba seguro que a estas alturas todas sabían lo que había pasado entre nosotros, esas brujas no tenían pinta de guardarse secretos unas a las otras, ninguna pasaría más allá del tenue flirteo por diversión.

– Demonios Jake, odio cuando tienes razón – le respondí en voz baja para que solo él me oyese. Conocía bien al druida que tenia delante, era observador, analizaba a todo el mundo silenciosamente y emitía juicios sobre sus emociones con bastante acierto, así que las alarmas se encendieron en mi mente, una cosa era mantener mi libertad frente a lo que estaba sintiendo y otra muy diferente era hacerle daño a una mujer a la que le estaba cogiendo mucho aprecio. Pose mi vista en Valentine justo para ver como se despedía de Loghan, me guiñaba un ojo y se encaminaba escaleras arriba. – Gracias amigo te veo después, tengo una charla pendiente con ella – le sonreí agradecido y le di un apretón en el hombro a modo de despedida cariñosa. Aprovechando que cada uno estaba en sus cosas desaparecí escaleras arriba.

Siguiendo a Valen

Al retirarnos de la sala, tenía pensado llevarme a Myles a una de las oficinas adjuntas para conversar sobre ciertos sentimientos e ideas que involucraban un triangulo amoroso. Que si iba a formar parte de una empresa, quería exponer mis condiciones. Mira que tener el descaro de seducirme solo para provocar los celos de otra mujer, me reí en mis pensamientos. Si eso era lo que pretendía, yo podía serle de mejor ayuda conociendo el plan. Pero mis proyectos macabros se vieron interrumpidos por una mano masculina que se alojo en mi cintura. Al oir la voz de Raphael, me di la vuelta esbozando la más radiante de mis sonrisas.

-Tengo la edad suficiente para ser tan coqueta, pero no puedo decir que "sea demasiado grande". Yo diría que estoy en la edad plena.- le contesté adoptando un toque sensual en mi voz-Como la fruta madura en verano.- continué con mi caminar guiándolo por el pasillo hasta alejarnos lo necesario de los demás.-Y tu eres como los vinos, a cada año que pasa te pones más sabroso.- deslicé mi mano por su hombro hasta ubicarlo en su hombro. Pero lo miré imperturbable, sin la menor señal de interés que me delatara. Era solo un juego, un flirteo, no una invitación.

"Yo diría que estoy en la edad plena" Su comentario me hizo soltar una ronca carcajada de reconocimiento. He aquí a una mujer segura de si y conocedora del juego, me dije a mi mismo aunque no podía olvidar completamente a esa niña a la que un día le puse sombreros.

Una vez lejos de los demás me concentré en sus palabras, sabía que estaba jugando conmigo, pero yo era demasiado hombre como para que esto me molestara, al contrario aquí tenía una contrincante plena, y que dejaba en claro sus ganas de afilarse las uñas por un rato. Quizás otros me vieran demasiado mayor para participar de su juego pero no podía negar que su picardía me gustaba. -No puedes hacer un juicio así de un vino que no has probado.- Le comenté guiñándole el ojo. Su mano en mi hombro hizo que la mirara a los ojos directamente y lo que ví me agradó. Ella necesitaba el juego, el modo de exponer su belleza e inteligencia superiores y yo era el amigo que estaba a su servicio, por lo que asentí ante ella y tomé su mano en la mía para besarle el dorso. -No hay duda de que has aprendido a usar esos ojos que la naturaleza te dió hasta tener a un hombre rendido a tus pies- le dije finalmente mientras doblaba la mano para hacer girar su cuerpo de espaldas al mío. -¿Tenemos una víctima en especial o hacemos la representación por amor al arte?- Susurré en su oído.

Ya, no tenía idea de cuanto tiempo mi mirada podría mantener inexpresiva sin exponer las ideas perversas que se me cruzaban por la mente. "Joder, como me gusta este hombre" pensé. Esa faceta de mi persona que se había quedado por siempre en la infancia, saltaba de gusto, traviesa y caprichosa. La otra parte, la que había crecido hasta convertirse en mujer me decía "Clavale las uñas y no lo dejes ir". Sin perder la sonrisa, acoté:
-Que todavía no he probado- mi mano llegó hasta su cuello.-Pero, verás, soy una mujer con mucha imaginación.

Raphael tenía una de las miradas más seductoras que vi en mi vida. Cuando lo conocí se me debilitaron las rodillas y me sentí como una niña en Navidad. Entonces, tan joven yo y tan prohibido él, fue como un obsequio que solo se puede admirar pero no disfrutar. Había jurado que en la vida me tomaría la revancha.

-Rafe, no seas ingenuo, puedo cerrar los ojos y un hombre se postraría a mis pies de igual manera. Tengo más que una mirada para ofrecer.- repliqué y en susurros respondí a la siguiente, mientras sentía que mi piel comenzaba a erizarse por su tacto.-Amo el arte, disfruto montando representaciones teatrales en los pasillos de los edificios, ¿compartes la misma afición o hay una victima entre el público?- miré de soslayo a quienes se encontraban a unos metros, y de pronto, la sangre se me heló. No iba a permitir que otro hombre me considerada herramienta para provocar a otra mujer. ¿Qué se creían? Si su respuesta era sí, me consideraba capaz de montar tal espectaculo que no dejaría más que pedazos rotos e insoldables en esa pareja. Pedazos diminutos, frágiles. Sería como el fuego, y no le dejaría más que ascuas.

-Puede que haya muchas mujeres en mi vida, unas más especiales que otras, pero yo se valorar una joya cuando la veo y en estos momentos lo único que me interesa está justamente entre mis brazos- susurré en su oido.
La acerqué entre mis brazos a la ventana para mirar los dos hacia el tiempo que estaba haciendo fuera de la casa. -Un hombre puede postrarse de rodillas ante muchas mujeres Diana, pero solo postrará su alma ante una, y para eso un hombre necesita ver en los ojos de esa mujer.- le dije como consejo y a modo de recordatorio. A fin de cuentas esto que ella experimentaba yo lo había vivido muchas veces ya en mis años, miles de mujeres en mis brazos, cortesanas algunas, otras simples criadas y otras mujeres de alcurnia... los hombres no diferenciaban entre las camas de ellas. Sólo muy pocas lograban llegar a lo alto y para eso siempre necesitaron más inteligencia que belleza. -No sería capaz de usarte para el provecho de nadie, ni siquiera el mío mi pequeña arpía- le respondí calmado. -Mi aficción se limita a sostenerte entre mis brazos aunque sepa que es sólo un juego y aunque sea solo una vez.- Respondí finalmente.

Lo que más admiraba en un hombre era su inteligencia, que a mi parecer, se manifestaba en su parla. Había conocido muchos jóvenes de abrumadora belleza, hombres de pasión, amores pasajeros y sumamente desastrosos. No desastrosos en el hecho, no. El desastre era la conversación y la inevitable despedida. Pedían que me quedase, formulaban promesas vacías, escribían horrible poesía, o decían adiós de la manera más bruta posible, en sí, eran asesinos de palabras. Pocos eran los hombres que sabían rechazar haciéndola sentir a una como algo valioso, que podían marcharse sin prometer un regreso y dejandola con la sensación de paz, que decían las palabras mas hermosas sin caer en un grosero "te amo".

Me di cuenta que Raphael era uno de esos escasos hombres. Me halagaba pero sin comprometerse con falsos cumplidos y declaraciones vanas. Me prometía lo necesario, lo puntual, lo necesario.
-No estoy interesada en momento en el alma de ningún hombre a mis pies, Rafe. Las ideas que tengo en mente no requieren de un alma, solo de un hombre. Soy de gustos más terrenales.- musité con voz pícara, de pie los dos frente a la ventana, y acercando mi espalda a su cuerpo, mi mano derecha se paseaba por su brazo izquierdo.-Te conformas con tan poco, cariño, ¿O es que que acaso ya solo eres un hombre y tu alma se quedó a los pies de alguna mujer?- inquirí espinosamente.

Me reí a carcajadas con lso gustos de Diana. -¿Eres una mujer terrenal no es cierto Diosa? Es bueno que lo digas, mirándote un hombre puede llegar a olvidarlo. ¡Diablos, un hombre puede olvidarse de su propia alma solo mirándote!.- Exclamé sonriendo mientras notaba el roce de su cuerpo.
Miré su mano recorriendo mi brazo y la detuve para levantar su barbilla y hacer que me mirase. -¿Con tan poco? No te minimices pequeña gatita, un rato contigo entre los brazos basta para echar a andar una guerra.- le confesé mientras la empujaba hacia la ventana disimuladamente. -De igual manera limitate al juego, tu no me has enviado una invitación directa y lo sabes y yo con alma o sin ella, aun soy un hombre y reacciono ante tu cuerpo, no intentes masticar más de lo que puedes tragar.- Le dije y finalmente sonreí. -El dia que te conocí te reconocí por lo que eras, yo siendo un hombre y tu una niña, estoy seguro que si en realidad quisieras me tendrías a tus pies; pero no trates de echarme la culpa de no quererme en tu cama.-

Me quede tranquila cuando vi la reacción de los padres de mi mejor amiga y me aparte para ver como ellos decidían hablar a solas. Sabía que era necesario y que los tres debían decirse muchas cosas. Por varios minutos me quede sentada pensando en Halley, tanto que apenas me percate que en la sala solo quedaron Claude, Niamh y Loghan. El resto de las personas habían salido hacia el pasillo entre ellos Raphe lo cual me hizo arrugar la frente extrañada.

Tome un bocadillo entre mis manos haciendo en mi cabello plateado un moño para recogerlo, algo incómoda al no poder preguntarles a todos su opinión sobre lo que había pasado. A pesar de que llevaba semanas en la isla todavía no tenía la confianza debida con todos sus miembros. Después de segundos de indecisión salí al pasillo por el cual habían desaparecido todos buscando Raphael pero cuando lo localice con la mirada mi rostro palideció al instante.

Él casi no podía verme porque estaba a unos cuentos metros y de la forma en que su cuerpo se pegaba al de Diana era imposible que se distrajera con algo más. Se me hizo un nudo en la boca del estómago y lágrimas amenazaron con salir por mis ojos ya vidriosos.

“Mentiroso” fue lo primero que me vino a la mente, después de aquel sueño con Raphe pensé que al menos tenía una esperanza con él, pero no, allí estaba como siempre, como lo había conocido desde pequeña. Conquistando a mujeres bellas que caían rendidas a sus pies. Todas menos yo, yo era la única que no podía tocarlo ni provocarlo de la manera en que Diana lo estaba haciendo. Maldije diez veces y sentí odio hacia aquella hechicera que provocaba en él todo lo que yo no podía.

Sin poderlo evitar me gire hecha una furia, dispuesta a salir corriendo por aquel pasillo pero al hacerlo mi cuerpo choco contra otro que venía detrás, lo cual me hizo tambalearme y que finalmente salieran aquellas lágrimas que tanto había reprimido.

Llegaba tarde a la reunión, lo sabía pero me era inevitable pensar que Niamh iba a estar allí y el solo hecho de tener que estar en la misma habitación que ella se me hacia extremadamente incómodo. A pesar que le había pedido que fuéramos “vecinos tolerables” a mí se me hacía más difícil esa tolerabilidad que a ella, o al menos eso pensaba.

Subí por los escaleras y me adentre al pasillo en el cual escuche voces, se me hizo raro ya que pensaba que era una reunión que se llevaría en la sala con algo de protocolo pero como no conocía a las hechiceras, no sabía muy bien que esperar. Imaginaba que mis hermanos estuvieran ya allí para poder conferenciar mejor con ellos.

No había caminado más de tres pasos en el pasillo cuando alguien choco contra mí. Mi primera reacción fue sujetar por los brazos a la chica de cabellos rubios que se había tambaleado, esperando que no cayera al piso; y la segunda fue observar su rostro por el cual cruzaban lágrimas que salían como torrente de sus ojos.

-¿Te ocurre algo?- pregunte preocupado, sabía que la chica era la protegida del hermano de Thera, no conocía mucho de él pero se podía apreciar que sentía un gran cariño por aquella muchacha y que no dejaría que nadie la lastimara.

Estabamos en el pasillo. Puede que a una prudente distancia de los amigos para que nuestra charla no fuera oída, pero no de las miradas de un buen observador. Y la situación no daba para continuar con público, por más que sea "amor al arte". Así que solo nos quedaba bajar la tempera a bajo cero, o huir.

-Las diosas siempre hemos jugado a nuestro antojo con los mortales, somos caprichosas y exigentes. Terribles defectos.- contesté. Luego me di la vuelta en sus brazos, tomando su mano en la mía.-Creo que estás buscando algo más que juego, Rafe. Y si esperabas una invitación de mi parte, debo corregir tu error: no las entrego de buenas a primeras. No paseo por el mundo con invitaciones en la mirada.- me acerqué a él para susurrarle en el oído, nos estabamos ganando bastantes miradas de nuestros cercanos-Yo las recibo. Y luego, si quiero, las acepto.

Me alejé dos pasos de él, poniendo mi mano en el picaporte de la primera puerta cercana que encontré para abrirla. Le dirigí una mirada sugerente. El brillo en mi mirada le decía "Ven".

-Pero por ti haré una excepción, ¿es demasiado tarde para invitarte...? - y riendo, entré en la cocina de la planta baja.

Eleve la mirada y me encontré con un par de ojos compresivos que me hacían una pregunta. No recordaba a este druida en particular.

-No..yo…- no supe que responder ante su interrogante, quería dejar de llorar porque en esos momentos debía parecer una niña tonta que no sabe defenderse. Ya había visto escenas como la de Raphael y Diana antes, con Raphe de protagonista y alguna bella mujer sin embargo esta me había calado hondo y no sabía porque o si lo sabía y no quería reconocerlo. Diana no era igual a todas aquellas mujeres. Raphe podía enamorarse de ella y eso es lo que más me dolía.

-¿Es que acaso luzco tan fea?- le pregunte al druida que tenía delante –¿No soy lo suficientemente sexy o bonita para que un hombre se vuelva loco por mí?-

Me separe lentamente, zafándome de su agarre y limpiando mis lágrimas. Sin poderlo evitar mire hacia atrás donde antes estaban Diana y Raphael. Habían desaparecido, y de la forma en que lo hicieron solo podía significar una cosa.

Otra lágrima volvió a caer por mi ojo derecho y la seque jurando que sería la última, extrañaba a Halley, si ella estuviera a mi lado sería todo más fácil pero debía dejarla sola con sus padres por el momento. Después ya hablaríamos.

Al ver la duda y la indecisión en el rostro de la muchacha supuse que le había ocurrido algo que no sabía si revelar o no aunque su siguiente pregunte me hizo mirarla atentamente a los ojos haciendo que inevitablemente se dibujara una sonrisa sobre mis labios.

-No, no eres fea por el contrario- recalque aun sonriendo y decidí contestar a su segunda interrogante – Hay muchas formas de volver loco a un hombre que no implica necesariamente la apariencia externa – y deje que se soltara de mi agarre comprobando que no fuera a tambalearse nuevamente.

Me percate como miraba hacia el sitio donde antes había estado una de las hechiceras con el hermano de Thera y fruncí el ceño tratando de comprender. Quizás la chica había visto algo que no le gustaba o…… “Basta Esteban” me regañe mentalmente. Hacía años que decidí dejar de lado mi título de psicólogo, aún así se me hacía difícil dejar de analizar a las personas.

-¿Te parece si nos sentamos?- le pregunte mientras subía las escaleras para ir al primer lugar que encontrara.

Fueron al despacho de Claude

Todo sucedido muy rápido, los acontecimientos se superpusieron unos a los otros, primero la discusión entre Valentine y Myles, después la llegada de Evan a la que salude con una sonrisa cariñosa y finalmente el reencuentro familiar y la necesidad de permitirles su tiempo a solas. Tome mi bebida y me lleve también la de Jake, no sabia si tendría sed pero me gustaba ser una buena anfitriona. Por culpa de entretenerme en ello fui de las ultimas en salir de la sala y cuando llegue al pasillo me encontré con que faltaban la mitad de las personas. Extrañada me encamine hacia donde estaba Jake - ¿Dónde se ha metido todo el mundo?, me ausento un momento y desaparecen – comente sonriendo entregándole su bebida.

fdr. que inocente es mi chiquilla XD

La llegada de Meg cambió al instante el ambiente en el pasillo. Le sonreí para agradecerle la bebida que había dejado olvidada. -El hermano de Thera y Diana salieron para la cocina, luego creo que Claude se les unió y no sé porque hay algo raro en todo esto, la protegida de Raphael estaba llorando creo y subió las escaleras con Esteban, y debo decir que creo que el es el más indicado para hablar con ella y bueno... Valentine y Myles subieron justos y creo que... no deberían ser molestados.- confesé finalmente con algo de pena por sugerir algo así a Meg precisamente, puede que incluso me hubiera sonrojado. Quería sacar a Meg de mi mente al lado de esas imágenes.

La miré de arriba a abajo, admirando su figura, ella era simplemente bella. -Estás linda- lo dije como una constatación de un hecho, no como un elogio directo pues sabía que le molestaban aun.
-Meg ¿que pasa con Raphael y su protegida? Quizás no debería preguntar pero es raro y yo con la que más confianza tengo es contigo... si prefieres no tienes que responder, yo lo entenderé.-

Escuche con curiosidad el resumen de noticias que me hizo Jack, lo primero no se me hizo raro sabia que Diana y Diego se llevaban bien desde los tiempos del colegio, pero preste más atención cuando el relato dio un giro inesperado y mi amigo me contó la escena al completo, ¿por qué lloraba la amiga de Evan?, ¿y por que eligió a Esteban como compañía?, esos dos no tenían nada ¿no?, un vistazo alrededor me dio la respuesta a la ultima pregunta, su mejor amiga estaba con sus padres, su defensora hasta ahora (Thera) estaba con su hija, la tía de su amiga perdida en la planta de arriba, bueno eso era otro tema, un asunto de cada vez Megan me regañe mentalmente. Claude y Diana estaban ocupadas con Diego y Niamh y yo nos retrasamos en salir, así que Esteban debió de ser la mejor opción, eso me llevo a querer preguntarle una duda a Jack.

- ¿Por qué crees que Esteban era la mejor opción para acompañar a Ana?, según me cuentas estaba llorando y los hombres soléis huir en dirección contraria cuando veis a una mujer llorar, ¿qué hace que sea el indicado? – quise saber mientras tomaba un sorbo de mi bebida, en ese momento mi mente siempre tan oportuna como siempre me recordo a gritos que habia otro druida que no se fugaba ante una escena lacrimogena, la escena de Jake emocionado y limpiandome las lagrimas estaba grabada en mi memoria a fuego - y por cierto se salva de que lo tengo en buena consideración y que creo que es un hombre serio y respetuoso que se le puede dejar a solas con ella sino subiría a investigar – Thera había dejado bien en claro cuando llego la chica que debía de ser protegida por nosotras, así que la idea de que estuviese con un druida a solas no me hacia mucha gracia pero Esteban parecía de fiar, le daría el beneficio de la duda.

Me sonroje violentamente al notar como Jack me miraba de arriba abajo - ¿pasa algo?, ¿me manche o algo? – dije intentando quitarme la vergüenza y atraer su atención para que dejase de mirarme así, su halago me hizo sonrojarme más, si es que eso era posible – oh…ammm …gracias – respondí tontamente sin saber que decir, quizás “un tu también estas guapo” hubiese estado bien pero mi mente se negaba a colaborar.

Por suerte la charla volvió al asunto anterior, me encogí de hombros – se lo mismo que tu, lo que saco en conclusión por intuición. Diego debió de hacer algo que hiriese a Ana, ¿el que? no lo se, pero por la escena que me has descrito tiene toda la pinta de ser problemas del corazón, eso explicaría muchas cosas - respondí reflexionando en voz alta, sabia que Ana adoraba a Diego y viceversa pero cuan profundo era ese sentimiento no lo sabia, quizás a la chica le gustaba su protector y al verlo con Diana se había disgustado, pero ¿en que lío se habían metido ese par de jugadores?, ¿se habrían quemado después de tantos años?.

Tome otro sorbo de bebida y pose mi vista de nuevo en Jack - ¿tu que crees que ha pasado? – me gustaba oír su opinión siempre tenia algo enriquecedor que contar, así que lo mire con interés mientras esperaba su respuesta.

fdr: parece que no se entera pero no tiene ni un pelo de tonta XD. Aunque si se trata de ella no se entera XDDDD.

-Esteban es bueno ayudando con los problemas de la mente, como una especie de psicologo o algo asi, digamos que es el indicado para encontrar la solucion de nuestros problemas.-
Respondi pensando en realidad que quizas las mujeres siempre nos verian huyendo de las lagrimas y de los problemas sentimentales, lo cual ocurria porque en general a los hombres como un instinto primitivo nos daba temor no poder resolver un problema de nuestra mujer, algo que deberiamos suplir sin ninguna falta.

Sin embargo algo de lo que dijo se quedo clavado en mi como una espina. -Crees que correria en direccion contraria a ti si estuvieras llorando Meg, en realidad crees eso?- Me dolia que pensara asi, aunque entendia su punto, no queria que me viera de esa manera.
-Meg si no estuviera seguro de que Ana estaria segura yo mismo hubiera subido a buscarla o no hubiera dejado que se fuera con Esteban.-

"Me he manchado" No, dios no se habia manchado, ella resplandecia como una estrella, siempre iluminandolo todo, a la vez tan cerca y tan lejana. -No tienes que dar las gracias Megan, no es un piropo estoy comentando un hecho, uno que me afecta directamente pero un hecho al fin y al cabo.-

Escuche su explicacion y si razonamiento pero igual habia algo que no me acababa de encajar en toda aquella historia. Diana y el hermano de Thera se veian como iguales y creo que precisamente por eso ellos se veian tan diferentes, creo que el uno en el otro veian un reflejo de si mismos y eso no era suficiente. Se veia como si fueran depredadores en accion, a la vez atraidos y a la vez repelidos por la misma cualidad.
-Creo que Diana y Raphe necesitaban terminar la quimica pendiente entre ambos, habia mucha quimica en el ambiente... creo que Ana no lo tomo bien, un hombre puede ser empujado a hacer locuras por una mujer.- Ahora que lo pensaba realmente que estaba haciendo yo mismo? No lo sabia, necesitaba esta mujer una locura pra darse cuenta de mis intenciones, como podia ser tan suspicaz? y a la vez tan inocente... acaso estaria jugando? La idea paso por mi cabeza pero la deseche al instante. Solamente esperaba haber perdido la mia por l amujer adecuada. Nuevamente mire a Megan y esta vez le sonrei. -Quieres dar un paseo conmigo, tu y yo solos?-

Escuche su comentario de Esteban, si fuese otro druida pensaría que lo alababa simplemente porque era su amigo pero sabia que Jack no era así, era todo sinceridad sin dobleces y eso era una cualidad que me gustaba mucho de él, no en vano era el único druida en el que confiaba plenamente. - Esta bien, te creeré pero solo por ser tu – le dije medio en broma medio en serio guiñándole un ojo y bebiendo un sorbo de mi bebida.

Su enojo me sorprendió, nunca me había hablado así, no es que me estuviera faltando al contrario notaba dolor en su voz y eso me puso triste. – Disculpa Jake, no era mi intención ofenderte. No hablaba de ti, tu eres distinto, me lo demostraste en la muralla no debí generalizar perdona. – le aclare intentando enmendar mi error, era la costumbre, por una vez no me había parado a pensar en lo que estaba diciendo y ahí estaba mi penitencia. Trague saliva ante sus nuevas palabras, realmente estaba dolido y era mi culpa – lo se Jack, se que eres un hombre responsable y que te preocupas por nosotras – respondí nuevamente evitando mirarle y clavando la vista en la pared. Me sonroje al oír su aclaración y asentí por toda respuesta, ¡por todos los magos juntos! ¿qué se responde a eso?.

Solo me atreví a mirarlo de nuevo cuando volvió al tema de nuestros amigos, - creo que tienes razón desde que se conocieron y ella era una niña en el colegio ya la había, supongo que era algo pendiente entre ellos que necesitaban resolver – comente mientras dejaba mi vaso ya vacío encima de un mueble, estaba pensando si entrar a la cocina por algo de comer cuando escuche la pregunta de Jack, la piel se me puso de gallina supongo que debido al sexto sentido femenino había notado un cambio, si estaba en lo cierto aquella no era una propuesta como las anteriores de pasear que ya me había hecho muchas veces desde que había llegado a la isla.

El nerviosismo me hacia dudar, era un mar de confusión entre mente y cuerpo, entre querer y poder, no sabia a donde llevaría aquello pero me descubrí deseando averiguarlo – claro, te sigo – respondí sonriéndole tímidamente.

"Te creere pero solo por ser tu"
La frase me hizo mirarla fijamente, golpeado en mitad del pecho por su confianza y su naturalidad al decirmelo. Nunca haria nada que me hiciera perder ese tesoro que me habia sido dado, ella tenia ciertamente las cuerdas de mi cordura atadas bien cortas.

Su sonrojo me hizo reir abiertamente, no por ella, no de ella sino por mi y de mi mismo. -Puede que sea un tonto pero me siento orgulloso de provocar esto- le dije tocando su mejilla izquierda suavemente sin dejar de mirarla a los ojos, no tenia intencion de intimidarla, pero me obligaba a clavar mis pupilas en las suyas con el fin de que no se diera cuenta con cuanta rapidez podia beber mi vista de su cuerpo, su pequeno y dulce cuerpo que en ese momento podia nublarme la vista.

Su nerviosismo y su duda me paralizaron, mi intencion era pasear por uno de los jardines con ella en una salida para conocernos mejor pero en un ambiente mas romantico, sin embargo yo no seria capaz de traicionar su confianza planificando algo asi sin su conocimiento. Podrian decir que perderia la oportunidad por preguntar primero en lugar de pedir perdon despues, pero que Megan se sintiera bien y segura era mas importante para mi.
-Te estoy invitando a salir sola conmigo a pasear por aqui cerca, tengo que admitir que si se da la oportunidad no dudare en besarte Meg, no es algo que haria si tu no quieres, pero esa es mi intencion hoy, tengo deseos de probar tus labios, me muero por hacerlo de hecho. Si no quieres, si esa intencion te hace sentir incomoda solo no vayas conmigo hoy. No estoy diciendo que vaya a ocurrir, puede que al final terminemos sentados como dos amigos conversando sin que nada mas ocurra pero necesitaba no traicionar tu confianza, porque definitivamente hay posibilidades de que si sales conmigo por esa puerta hoy acabes siendo besada por primera vez.-

Fruncí el ceño cuando escuche su risa, no lo miraba aun estaba sonrojada, ¿de eso se reía?, la respuesta llego poco después, se reía de si mismo, no me lo podía creer toda una caja de sorpresas. Su caricia me hizo sentir bien, inconscientemente cerré los ojos disfrutando del contacto aunque los abrí instantáneamente al darme cuenta que los había cerrado.

Esperaba que Jake se moviese para seguirlo al lugar a donde quería ir pero al ver que no lo hacia lo mire confusa, sus palabras me dejaron totalmente fuera de juego, un escalofrío como un latigazo recorrió mi espalda, lo mire completamente sorprendida pues aunque había notado cierto cariño de su parte no sabia hasta que punto llegaba, ni tampoco esperaba que me lo dijese tan abiertamente.

Pasados unos segundos del shock inicial me di cuenta que lo había hecho por mi, podría haberme besado y después pedir perdón pero se había arriesgado a un rechazo solo por ofrecerme la libertad de elegir, su generosidad me conmovió hasta lo más profundo de mi ser, sin yo saberlo aquel hombre se clavaba más hondo en mi corazón.

- No me sentiría incomoda Jack, nunca podría sentirme incomoda contigo, me lo pones muy fácil para que me encuentre siempre a gusto junto a ti – le asegure clavando mi mirada fijamente en la suya, esto ya no era un yo te pico tu me picas era en serio y debía explicarle lo poco que tenia claro – acepto con todas las posibles consecuencias – solté finalmente, yo no era tan generosa como él, no sabia lo que sentía, no sabia como actuar, todo era nuevo para mi y mi mejor arma era la sutileza. Tenia claro que ese hombre era especial y me gustaban sus atenciones, a donde nos llevase ese paseo prefería no pensarlo, prefería dejarme llevar y descubrir poco a poco que resultaría de todo aquello.

Megan cerro los ojos y toda intencion, toda planificacion murio antes de nacer, yo queria verla asi, justo asi en un lugar en especifico. Un lugar tan escondido que no creia que alguna de ellas lo hubiera visitado antes.
Sus siguientes palabras me gustaron, me emocionaron pero su mirada fija, inmovil, me dejo claro una vez mas que yo era solamente un cautivo de sus pupilas. Toda arrogancia desaparecia, toda vanidad dejaba caer el velo. Yo era un mortal, uno humilde reverenciando a la Diosa en su propia gruta.

Su aceptacion fue una sorpresa, no que aceptara sino el modo de hacerlo sin reservas. Su forma de aceptarlo tambien me dio el mapa a seguir, necesitaba ir despacio, y queria seguir paso a paso el camino de la seduccion sin saltarme nada como un bebe apresurado.

Me acerque a su mejilla y con cuidado aparte su pelo para susurrar lo siguiente en su oido.
-No quiero que pienses que sera facil, porque no lo sera Meg, si decido seducirte lo hare concienzudamente.-

Tome su mano en la mia y me limite a mostrarle el camino hacia la fuente