Un lugar para que estés segura... [Hogar Dilconte/Imbolc-2012]

Al llegar de las [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Abrí las puertas de la casa y pasamos a la sala. Un lugar para pasar los ratos con los amigos. -Puedo tocar para ti luego si me dejas- le dije aun apenado pensando que ella podía pensar que quería forzar las cosas entre nosotros y señalé la guitarra para que no me malinterpretara. -Si en algún momento quieres irte eres libre de hacerlo- Estaba demasiado serio y encerrado en mis pensamientos.

Luego le enseñé la habitación de mi hermano. -Esta es la habitación de Nick y este el baño, por si necesitas usarlo en algún momento.- Pasamos una parte del patio y atravesando un pasillo pequeño y algo oscuro llegamos al comedor, había algunas botellas de vino debajo de la mesa y las señalé por si le apetecía y me quedé esperando su reacción al mar y a las vistas del atardecer.

Debajo de este lugar estaba mi cuarto, mi santuario privado donde no pensaba llevar a nadie y a ella a riesgos de perder la ecuanimidad menos aun. -Espero que haya valido la pena- le dije y me voltié para adorar a mis amantes secretas: las olas.

Jake había estado todo el camino bastante serio y poco comunicativo, y empezaban a apoderarse de mí los nervios y cada vez me resultaba más difícil sacar conversación me daba la sensación de haberlo ofendido con mis ultimas palabras, ese sentimiento opaco un poco la maravillosa vista que se revelo ante mis ojos cuando llegamos a su casa, por un momento no hice caso a mi reflexivo acompañante y me deje embriagar por la magia del lugar. Lo seguí hasta las puertas de la casa y cuando por fin hablo, mi rostro volvió a surcarse por la culpabilidad, decidí esperar a que terminara la visita para aclarar las cosas aunque la idea no me apeteciese mucho no iba a dejar que aquello fastidiase nuestra buena relación.

Alabé todos los lugares de su casa pero eso no sirvió para relajar la tensión, llegamos al comedor y ya no pude soportarlo más, me gire hacia él y lo encare – Jack, somos personas adultas, ¿puedo saber porque has cambiado tan radicalmente de actitud?, ¿mis palabras te han ofendido?, has sido muy amable conmigo perdona si antes he parecido cortante soy un poco difícil de tratar cuando me agobio – me disculpe avergonzada con la cara ardiéndome.

AL parecer mi casa le había gustado, pues había alabado cada una de las estancias. Miraba el mar embelesado, como quien admira a una mujer desnuda en secreto.
Cuando se giró hacia mí me dí cuenta inmediatamente. Escuché estupefacto su discurso y lamenté haberme sentido ofendido apenas terminó de hablar.
-Te pido disculpas Megan, no estoy siendo un buen anfitrión- fueron mis única palabras mientras caminaba hacia la mesa y servía el vino en dos copas.

La rodié para recostarme a las piedras que nos separaban del mar y mirarla de frente mientras ponía una copa en su mano. -Es un vino rosado espumoso, creo que cabe la posibilidad de que nunca lo hayas probado, bebe despacio- le dije y sin ponerlo evitar me quedé embelesado mirándola. -Tus palabras me hicieron sentir miserable- quise ser sincero con ella -Eres apenas una niña a mis ojos pero sé que no lo eres en realidad, eres una mujer adulta. Cuando quiero hablarte como adulta te sonrojas o te agobias y me parece que si te hablo como una niña te sentirás ofendida.- Suspiré -Por favor disculpa mi cambio de actitud, no lo mereces pero me siento como si corriera entre dos aguas contigo. No sé como dirigirme a ti.-

Busqué una llave en mis bolsillos. -Es la llave de mi cuarto, queda justo debajo de este lugar donde estamos ahora mismo. Nunca ninguna mujer lo ha visitado excepto mi abuela antes que tu. Espero que me perdones si no voy contigo, no quiero que lo veas como una falta de cortesía; pero sobretodo quiero que aprecies el honor que me harías si la visitaras. Si crees que no podrías ser nadie para mi en un futuro no lo hagas, si crees que si, si crees que al menos podrías brindarme tu amistad puedes hacerlo, aunque siempre juré que sería la habitacion de mi esposa y que solo ella la vería.-

Tomé mi vino despacio mirándola a ella mientras tanto.

- Estas siendo un excelente anfitrión Jake, soy yo la que no estoy correspondiendo correctamente a tu hospitalidad – dije bajando la mirada, ¿como habíamos acabado así?, ¿cómo una excelente jornada de excursión había acabado enredada de esa manera?.

Alce la mirada y tome la copa que me ofrecía – gracias, nunca lo he probado, es más no he probado nada con alcohol nunca, cuando empezaron los ataques era mi pequeña para tomar y luego necesitaba todos mis sentidos alerta no podía permitirme los efectos del alcohol – le conté encogiéndome de hombros – será un placer probarlo – tome un sorbo y cerré los ojos para saborearlo mejor – delicioso – dije abriéndolos y fijándolos en él, mi expresión extasiada se torno seria al oír la verdad de sus labios – lo siento – musite, a pesar de la culpabilidad que sentía seguí manteniendo mi mirada en Jack – perdona, no pretendía emitir señales tan contradictorias, has acertado en todo lo que has dicho, odio que me traten como una niña pequeña, me hace sentir inferior, me gusta sentir que soy una adulta madura e independiente que se tratar cualquier tema – suspire pues al parecer iba ser imposible escapar de aquel tema de charla, solo me quedaba afrontarlo.

- Nunca ningún hombre me había dicho los halagos que tu me has dedicado, soy inexperta en ese campo, no se como reaccionar pero no soy una ignorante de las relaciones entre hombres y mujeres, no tengo mente de niña, no me trates como una por favor, no lo soportaría – le pedí clavando mis ojos en los suyos y permitiéndome perderme en ellos por unos segundos. - Me sonrojo y me agobio si, no puedo cambiar como soy, porque soy el resultado de mis vivencias, dame tiempo Jake, poco a poco es mi lema, estoy segura que podemos ser grandes amigos – pare para tomar una bocanada de aire, esa charla me estaba contando un triunfo estaba recurriendo a todas mis agallas para seguir hablando – y quien sabe puede que el roce haga el cariño y surja algo amoroso entre nosotros pero no me gusta adelantarme al futuro, poco a poco – volví a repetir tragando saliva, no me podía creer que le estuviese confesando todo aquello pero no sabia si era el embrujo del lugar o su mágica compañía lo que me había impulsado a explicarle todo.

Lo mire curiosa al verlo rebuscar en los bolsillos, alce las cejas al oírlo, estaba confusa no sabia que pretendía con aquella propuesta, - es un gran honor que me la quieras enseñar, pero estaría más cómoda si me la enseñaras tu, así no sentiría que invado tu intimidad – dije un tanto dudosa pues no entendía el fin de todo aquello, ¿era una prueba?. – Claro que creo que podría brindarte mi amistad, pero ¿estas seguro de querer romper la exclusividad conmigo?, ¿no prefieres reservar ese privilegio solo para tu futura esposa y no para una amiga reciente? – pregunte era un mar de confusión, ¿si él tenia esa creencia porque me ofrecía visitarla?, suspire y tome otro sorbo de vino se me había secado la boca, lo saboree mientras esperaba su respuesta.

-Parte de ser un anfitrión Megan es hacer sentir bien a los invitados y yo... disculpa no sé en que he pensado.- dejé de hablar porque realmente no sabía que decir.

¿Como podía hablar de los ataques con esa calma? A mi la sangre me hervía por dentro pensando en que alguien pudiera dañarla. Al menos ahora estaría protegida. Cerró sus ojos y me perdí mirándola aunque no mucho rato pues no quería hacerla sentir incómoda.

Me quedé callado escuchándola, me gustaba oirla hablar. Tomé sus brazo para tranquilizarla. No quería que ella me diera explicaciones, me sentí ruin por hacerla sentir obligada a darme explicaciones. -A ver Megan tranquila ¿eh? Primero no voy a tratarte como una niña por mucho que eso simplificara las cosas entre nosotros. Segundo no espero que reacciones de ninguna manera. Tercero- suspiré mientras sonreía. -Megan sonrojarse no está mal, además no te voy a negar que me encanta ser el primer hombre en hacerte un halago. Y una última cosa, yo no espero que el roce haga el cariño, ni que surja algo amoroso. Tu eres una mujer graciosa, amable y demasiado atractiva con una mezcla de ingenuidad y seducción, eso es un hecho. Por lo tanto yo como hombre reaccionaré, te haré un cumplido y si un día surge algo amoroso yo estaría encantado, pero no voy a llevar nuestra amistad por esos derroteros con esas intenciones. -

Su reacción a mi oferta de conocer mi cuarto me asombró y me agradó. -Ninguna niña reaccionaría de forma tan madura, cosa que me deja mucho más inmaduro que tu. Yo no estaría cómodo enseñándote mi habitación. Sin embargo eres la primera amiga que tengo y si quiero que veas la habitación, quiero que sepas que cuando quieras mi casa estará abierta para ti. Quédate con la llave, tengo otra.- La alcé en mis brazos y la senté en uno de los muros que daban al mar para señalarle unos delfines que se habían asomado.

Cuando nuestras miradas coincidieron le sonreí. -Gracias- fue lo único que se me ocurrió decir. -Lo único que debe preocuparte ahora es pasarlo lo mejor posible en este lugar y yo haré lo que necesites para que te sientas cómoda. Esta conversación sucedió pero no hablaremos más del tema. Ahora dime ¿que lugar de la Isla quieres visitar?-

En contra de lo que hubiese ocurrido con cualquier otro hombre cuando me tomo por los brazos me tranquilice y me ayudo a explicarme mejor, le sonreí y le escuche con atención cuando retomo la palabra, sentimientos contradictorios me recorrían a medida que lo iba escuchando, por un lado me agradaba que no me tratase como una niña pero por otro lado me confundió mucho sentirme decepcionada al oírle decir que no esperaba que surgiera nada entre nosotros, ¿si eso era lo que yo estaba diciendo porque me sentía así?, seguramente orgullo femenino, pero sus siguientes palabras desbarataron esas impresiones y sonreí muy a mi pesar, que me llamara atractiva y seductora me gusto aunque me costaba verme así. – Muchas gracias Jake, gracias por ser tan paciente y comprensivo conmigo – le dije ahora si dedicándole una deslumbrante sonrisa de oreja a oreja.

De todas las cosas que me había dicho que reconociera que era una mujer madura me agrado muchísimo, - oh no, no eres inmaduro Jake, yo no te veo así – le asegure tomando un sorbo de vino – es un honor ser tu primera amiga, tu también eres mi primer amigo – le dije sonriendo – eres muy amable, muchas gracias – respondí tomando la llave justo antes de que me alzase, reaccione riéndome y agarrandome a él, quizás era el vino y la falta de costumbre de beber – voy a manchar todo con el vino – me calle al ver a los delfines en el mar, volví mi vista hacia él y le sonreí – gracias a ti, son preciosos, los delfines y las ballenas son mis favoritos, demasiadas películas americanas – dije encogiéndome de hombros – estoy disfrutando muchísimo – le dije sinceramente perdiéndome por unos segundos en su mirada – tu eres el guía, tu mandas, solo se me ocurren los acantilados, pero si sabes un sitio mejor por mi sin problema – respondí guiñándole un ojo y tomando un sorbo de vino.

Su sonrisa me descolocó por completo, me dejó pasmado sin saber que hacer. "Sus ojos se razgan cuando sonrie" fue lo único que mi cerebro en cortos pudo hacer por reaccionar. Sin embargo yo en realidad quería que se sintiera cómoda conmigo, y no habían intenciones ocultas.

-No me tienes que agradecer, puesto que tu también has sabido ser paciente y comprensiva conmigo- le dije sonriendo también sin poderlo evitar. -Gracias, pero si no me ves inmaduro es porque no has querido verme mal, puesto que lo he sido, pero dejaremos pasar eso.-

Que se agarrara a mi me sorprendió y me agradó sobremanera pero traté de no expresarlo para que no se sintiera incómoda. -No te preocupes,- le dije -no hay nadie más aquí y esto no es una cena de gala, puedes manchar todo lo que quieras-

No había visto muchas películas americanas, pero me alegró que le gustaran pues mi cuarto le agradaría sobremanera, sería una sorpresa maravillosa para ella. -Me alegra que disfrutes Megan- respondí sin apartar la vista. -Hay un lugar que me gusta mucho, es una especie de muralla, está todo cubierto por la naturaleza y hay una pequeña cascada. Si quieres puedo llevarte allí, o si lo prefieres podemos quedarnos y celebramos tu primera copa y tu primera borrachera.- Levantó su mano enseñando su palma -Juro que jamás me aprovecharía, si prefieres podemos visitar los Acantilados.- Le dije riendo mientras la veía guiñarme el ojo; Megan en realidad no sabía cuan bella era y su seducción era tan natural que ella ni siquiera se percataba.

Escuche con atención sus palabras sin interrumpir, me gustaba la forma de pensar que tenia, estaba segura que seriamos grandes amigos, lo único que me había incomodado ya estaba zanjado y el día volvía a presentarse muy entretenido.
- muy amable de tu parte pero las manchas de vino quedarían horrorosas como decoración en un lugar tan bonito como este – respondí haciendo alarde de mi carácter más practico.

Atendí a su propuesta con interés, los ojos me brillaron de entusiasmo cuando me describió el sitio en cuestión – suena excelente ¡quiero conocerlo! – exclame encantada con la idea, sonreí ante la otra propuesta y moví la cabeza de un lado a otro con fervor para mostrar mi negativa – no, eso puede esperar a otro día y me fío de ti se que no harías nada malo – no pude evitar mirarlo tiernamente apenas lo conocía pero lo poco que vislumbraba me dejaba ver que era un buen hombre. – Llévame a esa especie de muralla – le pedí extendiendo mis brazos para que me ayudara a bajar del muro.

fdr: perdon, perdon por la tardanza

Cuando volvió a hablar de las manchas sonreí y bese su frente despacio. -Deja que yo me preocupe por eso ¿si?-

Megan era una joven preciosa y regalaba su entusiasmo y sus sonrisas como si no le costaran nada, aunque su valor era inestimable. -Entonces vamos a La Muralla, está decidido- le dije y su confianza en mi una vez más me dejó perplejo, aunque también me daba miedo perderla un día. Como el hombre que encuentra un tesoro y teme perderlo.

Su mirada tierna y sus brazos extendidos hacia mí me hicieron soñar con un romance largo, muy largo, un romance para toda la vida. Muchas mujeres eran inseguras con su cuerpo y trataban de arreglar todos los puntos débiles sin darse cuenta que lo único que tendría que hacer era potenciar sus puntos fuertes. Ella era una mujer guapa pero su sonrisa tierna era definitivamente de lo que había visto lo que más sacaba mi lado protector.

La tomé en mis brazos y la puse de pie en el piso delante de mí. -Vamos- le dije cuando la tomé de la mano y salimos hacia [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]