Conociendo secretos - Thera & Lucien [Beltane 2012]

Al llegar del Salón me acomodé en la camita de Evan y miré mis manos entrelazadas mientras suspiraba y levanté la mirada. -Fuiste tu todo el tiempo- No sabía que más decirle, pensé que todo entre nosotros estaba resuelto la última vez que nos vimos y ahora todo se iba a la mierda de nuevo.
"Si hubieras estado a mi lado... no habrían pasado tantas cosas" Sin embargo no podía arrepentirme. -Mi nombre es Tabú, no lo pronuncies de nuevo por favor, ahora solo soy Thera-

No tenía ni idea de como enfrentarme a lo que estaba ocurriendo, como explicar tantas cosas.
-¿Por donde empiezo Domador?- pregunté tal como hacía cuando apenas tenía 14 años.

Di un paso fuera de la sala siguiéndola. Es ella. Otro paso. Alexandra Murk. Otro paso. Xie. A cada paso que avanzaba por ese pasillo, obediciendo su guía, los recuerdos volvían a cuenta gotas. Es imposible explicar como algo que se había mantenido tantos años bajo una capa de la memoria, ahora era liberado en estampida. La diferencia entre un recuerdo y un fantasma, es que los recuerdos en realidad, responden a nuestra voluntad. Un gesto. Un objeto. Un olor. Son impulsadores a despertar un recuerdo dormido, pero nosotros decidimos si lo dejamos entrar a nuestra realidad o lo expulsamos a tiempo. En mi vida, muchas veces respondí a lo segundo. No solo en lo referente a ella; a demasiadas cosas del pasado. Prefería mantenerme leal al presente.

Los fantasmas, por el contrario, aparecen cuando menos te los esperas. Cuando Thera -o Xie, no sabía como llamarla- se sentó en una cama que en ese momento no me detuve a pensar en quien pertenecía, yo me derrumbé en un sillón cercano escondiendo mi cabeza entre mis manos. Estaba al borde del abismo para precipitarme a la locura. ¿Por dónde quería yo que empezara? Pero si yo ya sabía el comienzo. El verano de mis primeras vacaciones universitarias no regresé a la isla, todavía estaba confundido por los vicios descubiertos en el exterior. Todavía era joven, arrogante y estúpido. Bueno, no había cambiado mucho desde entonces. Así que no volví con mi familia, en cambio, fuimos con unos amigos a Rumania de donde uno de ellos era originario. Conocía a los Murk, y a través de él logré vislumbrar a una de las chicas de la familia: Alexandra. Y cuando mi amigo me contó que el puesto de domador de caballos estaba vacante en el castillo, me ofrecí sin demora. Mientras mis amigos disfrutaban de unas ociosas vacaciones, yo me dedicaba a conquistar a Xie. El trabajo era solo por el verano, así que cada día lo viví sin pensar en las consecuencias y sin arrepentimientos. Cuando se terminó, me marché sin culpa. Solo era una más de esas cosas que dan emoción a la vida, como practicar un deporte extremo o vivir una aventura inolvidable.

No. Yo no quería escuchar historias de parte de Thera. No quería escuchar su versión de hechos que me involucraban. Mi memoria ya se estaba tomando el trabajo de sacarlo todo a la luz. Lo que quería, lo único que quería era...
-Háblame de Evan- le pedí.

Fdr: Que tierno wow... por dios no puedo creer que saliera su lado tierno jajaja

Miré a Lucien mientras el pensaba en mi pregunta. Se lo veía confundido y yo creo que realmente era la única persona que lo entendía de todos los que estábamos en ese lugar. Yo confiaba en Lucien, había confiado cuando era apenas una adolescente y seguía confiando ahora, él era el mejor recuerdo de mi vida, lo único limpio en mi vida sexual, pero ese no era el rumbo que yo había querido que tomaran mis pensamientos y su pedido me hizo sonreír con nostalgia.

-No te puedo decir mucho Lucien, lo siento. Esa pregunta debes hacérsela a Raphael o a Anastasia en cualquier caso que son las personas que siempre han estado con ella.- Noté su desconcierto y traté de explicarme lo más mínimamente que podía.
-Cuando descubrí que estaba embarazada entré en pánico- Mi mente se sumergió en los recuerdos y seguí relatando lo que ocurrió en aquellos meses negros. -No quería decirle a mi padre ni a mi hermano, pensé que podían buscarte y juzgarte por algo que ocurrió porque ambos quisimos. Así que me fui a buscar al padre de Valentine, mi tío. Al principio pude esconderme en su casa diciendo a mi familia que necesitaba unos cambios de aire, después...-
Como le dices a tu primer amor, al hombre con el cual compartes tu vida que fuiste abusada y las consecuencias de ese acto.

-Resultó que mi tío no era a persona que creía, el... él abusó de mi Lucien mientras estaba embarazada.- Ya estaba lo había dicho y aunque aun no era capaz de mirarle a los ojos el resto del relato fue algo más sencillo.
-Cuando Evan Halley nació me dijeron que mi bebé había muerto, algo fácil de creer luego de todos aquellos meses, pensé que... pensé que se había debido al abuso y que el feto de la pequeña había resultado dañado. Después de eso me largué a una escuela internada en Inglaterra y cuando regresé a Rumanía el padre de Valen estaba a punto de hacer lo mismo a su hija, cuando lo descubrí... -

Llegaba a otro de esos giros en la historia en el que era difícil contar lo que había sucedido, aun hoy en día me cuestionaba los sucesos, todo seguía nublado y no quería esclarecer los malos momentos con el fin de olvidarlo.
Por primera vez le miré a los ojos. -Yo le maté Lucien- Bajé mi mirada a mis manos una vez más. -Quizás eso me convierta en una mala persona, pero quizás lo soy más porque no me arrepiento. Salvé a Valen de un destino terrible, y acabé con una mala persona en este mundo. Mi abuela Hera lo solucionó todo, ella asumió las culpas porque llevaba tiempo sospechando de todo lo que pasaba con uno de sus hijos, ella no me juzgó y le conté la historia completa. A través de un cómplice de todo lo que me pasó ella encontró una pista y escapó. Se fue a Grecia y mediante sus investigaciones encontró a Evan, la habían dado en adopción.- Sonreí por primera vez.
-Mi pequeña estaba viva, pero mi abuela me la presentó como una niña huérfana hija de un amigo de ella pues no estaba segura de como decirme la verdad, conocí a mi hija, y la adopté cuando yo apenas tenía 17 años porque era una niña que me necesitaba, no pensé que fuera mi propia hija. La adoré desde el primer día y mi abuela murió antes de poder decirme que era mi hija. Era una niña de dos años muy parlanchina, con los ojos preciosos y el cabello oscuro. Cada persona que la conoció la adoró.
A la hora de escapar de la Corte Oscura mi hija... nuestra hija- corregí -tenía tres años, al buscar los documentos que necesitábamos fue Valen quien encontró la carta de la abuela en la que no habíamos reparado... en ella lo decía todo.
Fue la decisión más difícil que tomé en mi vida pero no podía dejar a mi hija en riesgo nunca más, por lo que pedí a Raphael que la protegiera mientras Valen y yo nos enfrentábamos a la Corte.-

Aun no podía mirarle a la cara, le estaba desnudando mi alma, los más oscuros secretos y moría de vergüenza propia. Aun no podía confiarle que casi nos matan por una mala elección amorosa que había hecho, donde había creído amar a alguien que era parte de ellos, pero eso era otra historia y no la pensaba contar todavía. -El resto lo sabes Lucien, Raphael cuidó de Evan y yo nunca más la vi, por eso espero con ansias poder verla de nuevo. Siento no poder contarte más cosas de tu hija Lucien, era preciosa con dos años y con tres, cariñosa, hablaba por los codos y ¿se parecía a ti? No lo sé, nunca pude relacionar la niña que quería como mi hija y que había adoptado como nuestra hija. Recordando en retrospectiva puedo reconocer en ella algo de tu tozudez.- Sonreí, no era capaz de mirarle aun, no podía afrontar esto todavía y menos estar removiendo el pasado de esta manera tan dolorosa.
-Si quieres saber más de tu hija tendrás que hacer las paces con mi hermano, sé que es difícil pero piensa ahora mismo en tu hija y en que le harías al chico que la sedujera con esta edad... ponte en su lugar viendo toda mi historia-

La culpa era un sentimiento con el que no estaba demasiado familiarizado. Pero escuchar a Thera describiendo los hechos consecuentes a nuestro encuentro, comenzó a liberar una sustancia ácida por mi cuerpo, haciendo retorcer mis intestinos y provocándome un dolor punzante en las sienes. No podía ser posible. No es que dudara de sus palabras, ella no tenía razones para mentirme. Solo que nada de eso encajaba con lo tranquila y cómoda vida que llevábamos en la aldea -si dejamos de lado la existencia de la Corte Oscura-. La burbuja de protección que siempre había envuelto a la isla me había permitido olvidar por tanto tiempo lo cruel que puede ser la vida fuera de sus límites. Toda la rabia que sentía hirviendo en mi interior que se despertaba por ese hombre que había abusado de ella y por todas las cosas horrible que pasó en su vida, la canalicé hacía su tío, maldiciéndolo de las mil maneras que sabía, rogando que el infierno le estuviera cobrando todas sus faltas a ese hijo de puta. Pero también sentía rabia hacía mi mismo. Odio. Desprecio. Estaba asqueado de mí mismo. Ya, estaba al borde del vomito.
Me estiraba de los pelos con cada nuevo detalle, sin levantar la mirada. Estaba tan tenso que si alguien me tocaba en ese momento, le devolvería con un golpe. Si, estaba violento. Cómo para no estarlo. Entonces deje que terminara, creo que habló por horas y yo era incapaz de contestarle. De hacer cualquier comentario, porque no quería interrumpirle, deseaba conocer el final. O quizás, es que no sabía que decir.

Y me habló de Evan. Thera se encontraba casi en las mismas que yo: no conocía a su hija. Ignoré la parte que mencionaba a su hermano y eso de hacer las pases, porque en ese momento no podía pensar en él sin desear darle un buen golpe. Lo siguiente si que consiguió una respuesta de mi parte tras largo rato de silencio.
-¡LO SIENTO!- grité, levantándome del sillón y mirándola desde mi posición superior.-¡Lo siento, ¿si?! Lo siento mucho.- coloqué mis manos en la nuca para evitar tomar algo y romperlo en mil pedazos contra la pared.-¡Perdóname!- estaba fuera de mí, mi mirada echando fuego.-¡No te imaginas lo mucho que lo siento!- escupía cada disculpa con toda la rabia que sentía por mí.-¡No desee que nada de eso te pasara! ¡Ni a nuestra hija!
Incapaz de contenerme, descargué un puñetazo por la puerta, soltando todo lo que no sabía que tenía dentro de mí.
-¡Me duele saber todo lo que te pasó!- confesé, y me giré a verla, para sostener su mirada a fin de que se diera cuenta de lo sincero que era.-¡Si, me duele! Me importas, aunque no te lo creas. O ahora recién descubro de lo mucho que me importas, porque entraste en mi vida por segunda vez y no me había dado cuenta hasta hoy como lograste dejar tu marca en mí.- me odiaba por la desesperación que seguro trasmitían mis ojos negros-Odio a tu familia por no protegerte, iría al infierno solo para asesinar a tu tío por lo que te hizo, odio a todos lo que mantuvieron alejados a Evan de ti, odio a la maldita Corte por tomárselas contigo y las demás, y me odio a mí mismo por no haber estado ahí para ti ni para Evan.- listo, ya lo había dicho.
Pero claro, aunque tanta culpa y tanto perdón no era propio de mí, la arrogancia si me seguía acompañando por lo que dije sin pensarlo demasiado:
-¡Y me paso a tu hermano por el culo! Al diablo él y todo aquel que se crea con derecho a meterse, esto es entre tu y yo. Y Evan.- me acerqué a ella para sujetarla por los hombros, quizás con más fuerza de la debida. Busqué su mirada:-Xie, Thera... si lo hubiese sabido, me habría quedado.- no, eso no era cierto. Lucien de dieciocho años huiría. Pero yo, Lucien de ahora,...-Si pudiera regresar el tiempo atrás, iría a por ustedes y las cuidaría, te lo juro. No las abandonaría. No permitiría que nada malo les pasara. Nunca.- sentí que algo dentro de mí se quebró y a la vez que me hacía más fuerte.-Las protegería, créeme.
Callé para luego agregar con más suavidad:
-Y ahora Evan vendrá con nosotros.

Fdr: Dios adoro a este hombre... es justo lo que siempre ha necesitado Thera, me parece increíble jajajajaja. *Suspira* Dios!!!

Su explosión en un primer momento me asustó, pero sus siguientes palabras me dejaron fuera de juego. Siempre pensé que las reclamaciones de Lucien serían para mi, pensé que lo primero que preguntaría era la razón por la cual no le había llamado. Todos en mi familia me preguntaban una y otra vez lo mismo sin darse cuenta de que con ese comentario yo siempre me sentí cruel y traicionera por no haber confiado en mi propia familia... en mis seres más queridos.
¿Perdóname? Me esperaba cualquier cosa menos eso del hombre que tenía delante de mi.

-Lucien- intenté decirle lo que... en realidad no sé que intentaba decirle, pero no quería a una persona más culpándose por las consecuencias de mis decisiones hace tantos años. Su puñetazo me sobresaltó y esto hizo que me pusiera de pie para ponerme a su lado.
¿Sería posible que acostumbrados todos a esa historia durante tanto tiempo me había olvidado de lo que realmente significaba todo lo que había pasado?
-Se que te duele Lucien, tu rostro me lo dice todo, pero eso no es lo que quiero de ti, yo no estoy intentando obtener tu culpabilidad, ni tu compasión, tu perdón si que me gustaría tenerlo. Quizás no te das cuenta pero tu has sido quien menos culpa tuviste en todo esto- Puse mi mano en su rostro intentando que me entendiera. -Ya tengo a mi hermano pidiendo perdón y sintiendo culpa, a mi madre, a mi padre, incluso a Valen quien no tiene más culpa que la de ser la hija de un monstruo que se volvió loco al perder a su familia.- Puse mi mano en su pecho previendo sus palabras. -No estoy justificando a nadie Domador- Mi intento de sonrisa no surtió efecto ni siquiera en mi.

-Yo temí por ti, cuando en realidad debía darme cuenta de que aunque quizás hubieras sido un padre fatal y un marido peor... tu me hubieras ayudado, no me hubieras dejado sola... yo confío en tu honor y siempre lo hice. Si no te llamé fue porque temía por ti, mi amor era mayor que mi sentido común y jamás me imaginé que algo así ocurriría.- Que más podía decir, quería sacar todo lo que tenía por dentro que me molestaba y me entristecía.
-Debía confiar en mi hermano que daría su vida por mi y que ha sido un padre para Evan pero no lo hice, confié en la persona equivocada y si hay una culpable aquí soy yo. Me jode muchísimo que todo el mundo se tome las culpas para si como si la lástima hiciera que quisieran protegerme de mi misma, yo sufrí todo eso y es cierto pero por Thor... Lucien- Tomé sus manos en las mías. -YO SOBREVIVÍ- Terminé gritando mi frustración, la que me perseguía porque a pesar de todo no soportaba la compasión ajena.

Su respuesta con respecto a mi hermano me hizo sonreír de verdad por primera vez, ellos dos parecían dos machos luchando en torno a mi, y la verdad que Lucien deseara marcar su territorio me hacía muy feliz. "Esto es entre tu y yo. Y Evan" Por primera vez podía vislumbrar un futuro algo claro. Asentía su orden con respecto a nuestra hija y lo llevé a rastras hacia el baño para atender su mano.

Abrí las llaves del lavabo y puse su mano debajo del agua para poder atender los rasguños que se había hecho con la puerta. -Tu también me importas Lucien- confesé y comencé a enjabonar sus manos con las mías debajo del agua. ¿Porque de repente aquella acción común me parecía erótica? No lo sabía pero era hora también de sincerarme con Lucien. -Cada vez que te aparecías en una reunión común en la Isla después de nuestro primer encuentro me parecía que si me quedaba descubrirías el poder que tenías sobre mi, que tan solo tu presencia me hacía sonrojar y me sentía rechazada, y huía- Lo miré a los ojos y me perdí en su mirada mientras enjuagaba nuestras manos y tomaba la toalla para comenzar a secarlas.

Le robé un beso de sus labios. -No lo pude evitar- fue lo único que dije en mi defensa. -Vamos abajo para buscar a nuestra hija ¿quieres?-

Fdr: Si quieres respondes y pones el link hacia el Salón o sequimos... como quieras.

Estaba a punto de estallar como respuesta espontánea a su propio grito. No pensaba darle la razón; nada de decirle "Si, claro, tienes razón, tienes toda la culpa y te perdono. Ahora me gustaría conocer a mi hija". Yo no era así. Bueno, no con Thera. No podía ser así con ella, porque sabía que no era la correcto. Mi conciencia me dejaba en claro que tenía parte de la culpa. Es cierto, quizás no del todo, pero una porción bastante considerable de responsabilidad.
-Mira,...- comencé, pero ella ya me llevaba de la mano al baño. Me sentía horrible cada vez que ella me dedicaba un gesto dulce como el de lavarme las manos por un golpe que apenas había sentido; no merecía a una mujer así. No sería capaz de corresponderle. Entonces ella me besó, y como un idiota, me quedé mirándole. ¿Qué haría yo con ella? Sería tan fácil preguntarle si quería ir a vivir conmigo en la casa que pertenecía a los Rondeau por generaciones, con nuestra hija... solo debía separar los labios y decirle que podía intentar ser una familia. Y no pude hacerlo; solo mantuve mi mirada en sus ojos oscuros. Odiándome en silencio.

-Espera, Thera...- suspiré, reteniendo su muñeca-Debemos dejar en claro desde este momento el juego de culpas, ¿si? No debe haber reproches ni reclamos en el futuro, nada que afecte a Evan. Si quieres aceptar parte de la culpa, bien, pero no me desligues de eso por completo. Se que sobreviviste, que te crees imbatible, y que odiarías darnos pena; pero no quieras cargar con todo el peso tu misma, no seas tonta. La culpa nace de lo que hicimos y de lo que no hicimos: por eso muchos somos culpables. No voy a permitir que te declares la única culpable, eso es algo en lo que no voy a ceder.- la solté de mi agarre.

Colgué la toalla con la que secaba mis manos, y después de respirar hondo, decidí:
-Bien, vamos a conocer a nuestra hija.

[Salón de la planta baja]