La primera reunión entre druidas y hechiceras

Cuando entré lo primero que escuché fue la frase de Valentine. "Lucien es el padre de Evan, la hija de Thera" Lo siguiente que pude ver fue la provocación de Lucien hacia Raphael, mi hermano druida por lo general era impulsivo pero no de este modo y me apresuré a poner mi mano en el hombre de Raphael para calmarlo y evitar un enfrentamiento.
Le agradecí Thera con la mirada su intervención y me di cuenta de que el mencionar los antiguos nombres las había puesto a todas en estado de alerta. Todo el mundo se había reunido alrededor de Raphael lo cual me hizo mirar a Loghan con inseguridad, si las cosas se ponían feas las chicas podrían tomar represalias con todos nosotros y ponerse en peligro a si mismas por defender a Raphael al que al parecer conocían desde hace muchos años.
-Creo que podremos resolver esto pacíficamente, al parecer las noticias han tomado por sorpresa a todos pero somos adultos, y somos capaces de dejar eso de lado, les ruego por favor que nos sentemos todos una vez que ellos regresen y podamos aclarar todo desde el principio. Raphael sé lo que te estoy pidiendo, tengo un hermano pequeño también pero tus decisiones cambiarán completamente el rumbo de lo que todos estamos creando aquí.-

Terminé de hablar y al parecer el hermano de Thera estaba más calmado, miré a mi alrededor y extendí mi mano hacia Meg solicitando su apoyo. Algo muy raro me pasaba pero en realidad quería saber que contaba con ella.

Thera se interpuso entre nosotros y no me sorprendió, durante toda la vida desde que él apareció ella misma había tomado un montón de riesgos por defender al padre de su hija. Tenía que recordar que ella misma me había dicho que el no sabía nada. Me extrañó el comportamiento de Lucien, se le veía enojado pero su mirada al ir comprendiendo también reflejaba culpa. -¡Al menos recuerdas su nombre!- fue lo único que exclamé aun furioso luego del empujón que no consiguió moverme mucho en dirección al sillón, fue la mirada de Valentine la que me hizo sentarme pacífico viendo como mi hermana se llevaba al maldito bastardo lejos de mi vista. Sin muchas ganas me senté poniendo la cabeza entre mis manos apoyada en mis rodillas.

La primera persona a mi lado fue Claude, yo deduje que ella era sin duda la que mejor me entendería. -Solo tenía catorce años cuando él...- el susurro salio bajo porque no quería que nadie más lo escuchara. -Incluso yo he logrado esperar más-
Tomé la mano de Claude -¿Han sido ustedes respetadas aquí?- fue mi única pregunta. Muy dentro de mi mene sabía que en aquel entonces el Druida no era más que un chico al igual que ella pero de alguna manera no podía olvidar todo lo que ella había pasado.

Esperando tomar la decisión correcta esperé, más por consideración a mi sobrina que a su padre o mi hermana, sabía que la furia hervía en mi y eso trajo el recuerdo de una mañana en la que me desperté furioso por un sueño que había tenido. Sentía la presencia de Anastasia a mi lado, mi mirada se desplazó desde su mano hasta sus ojos y me puse de pie para caminar hacia un lado del Salón, mientras me sentaba en otro lugar con ella a mi lado solamente tenía miedo de que ella hubiera malinterpretado mi relación de coqueteo inocente con Diana y mientras más tiempo pasaba más nervioso me ponía y por ende de mal humor por ponerme nervioso con ella.

Miré lejos de ella sólo una vez para con un gesto agradecer a Jake por su calma y su comprensión y al momento ví como pedía el apoyo de Megan, la más pequeña de todas; pero él no la obligaba solamente pedía y aunque quería alejarlos por la diferencia de edad comprendí que al parecer a ella no le importaba y él parecía ir con calma. Yo al parecer era el único hombre que no podía tomar lo que consideraba mío.

Miré una vez más a Ana, -Tú te vas a mi casa conmigo, pase lo que pase hoy te quiero a mi lado, cerca de mí, no quiero a ningún druida a tu lado, no quiero que veas a nadie- Estaba siendo irracional y lo sabía. La hacía pagar por mis miedos y quise disculparme pero sería un hipócrita si lo hacía puesto que cada una de mis palabras eran la verdad. Ella a partir de ahora se iría conmigo.

Pensaba que debido a mi supuesta inocencia y mi corta edad me libraría de los ataques indiscriminados que nos hacíamos unas a las otras pues realmente yo no sentía que tuviese nada relevante que contar por eso la afirmación de Thera me pillo totalmente desprevenida y me atragante con el pastelito que estaba tomando, el sonrojo al recordar mis paseos con Jake se unió al esfuerzo que tuve que hacer para recuperar la compostura, me acerque hacia las bebidas y me serví un té del que bebí con ansia para aclararme la voz, no me hubiese percatado de la llegada de Diana tan concentrada como estaba buscando que decir si no hubiese sido porque el ruido de sus sandalias rompió el silencio expectante en el que nos habíamos sumido, su entrada me permitió distraer la atención y librarme de contestar, odiaba estar en el foco de las miradas.

La risa broto de mi garganta al oír la confesión de la recién llegada era incorregible, por Merlín cuanto había echado de menos su sentido del humor – eres increíble Diana – comente sonriéndole.
Mire a Thera cuando confeso que Lucien había estado ocupado, al parecer las primas se sentían atraídas por los hermanos Rondeau que curiosa la mezcla de familias. Pose mi mirada en Diana con curiosidad al oír la mención de Loghan había notado cierta tensión entre esos dos, eran lideres natos y chocaban, seria interesante ver si descarrilarían o unirían fuerzas. Como si de un partido de tenis se tratara movía mi cabeza según la nueva confesión que brotase de los labios de mis hermanas.

La entrada en escena de Raphael cambio el ambiente, haciendo la charla más liviana y no tan intima, le sonreí con afecto cuando me saludo – has hecho un pacto con el diablo Diego, sigues igual de encantador que entonces – asegure con el cariño tiñendo mi voz a pesar de no ser nada suyo y haberme visto en contadas ocasiones siempre había percibido de ese hombre una gran protección desinteresada y eso para alguien como yo era de incalculable valor.

Salude con un movimiento de cabeza a Loghan y Lucien y desde ese momento fui una espectadora de lujo de lo pequeño que es el mundo y lo poderoso que es el destino. Fruncí el ceño y negué con la cabeza al ver la actitud beligerante del mayor de los Rondeau, la sorpresa me atrapo en su manto al asimilar las palabras esclarecedoras de Valentine a pesar de ello capte la amenaza de mi amiga hacia Lucien – ¡Claude! – la reprendí mirándola – así no vamos a lograr nada – asegure justo cuando entraba Jake.
Me quede por unos segundos mirándolo y agradecí internamente su ayuda para calmar los ánimos, extrañamente con su llegada me sentía algo más tranquila.

El gesto de Jake me tomo totalmente desprevenida y me hizo sonrojarme violentamente pues ahora todos nos miraban, pero aun así me acerque a él y tome su mano sonriéndole, debía apoyar a mi nuevo amigo sobre todo si en aquel momento era la voz de la cordura, me aclare la voz y me atreví a mirar al resto – Jack tiene razón, debemos mantenernos unidos, cualquier chispa de enemistad puede acabar con todo lo que hemos construido hasta ahora, intentemos calmarnos y esperemos a que los protagonistas hablen y decidan compartir con nosotros su historia – les pedí a todos intentando trasmitir calma y firmeza en mi voz – creo que van a tardar un buen rato así que sentaros, poneros cómodos y tomar algo, no admitiré un no por respuesta, elegir bebida – ordene con voz autoritaria tomando el papel de anfitriona.

-Lo sé..- fue lo único que pude responder ante el susurro de Raphael sobre la edad de Thera, lo entendía, entendía como se sentía porque yo misma había cometido el mismo error a mis trece años siendo apenas una adolescente y el dolor que eso había llevado a mi familia nunca lo olvidaría. Claro que mi error no tuvo frutos y estaba segura que Thera no consideraba un error al padre de Evan, sabía que lo había amado o al menos eso parecía pero si ese druida confirmaba ser quién decía Valentine no sabía cómo reaccionaría mi amiga.

Al salir de mis pensamientos escuche las palabras de Jake y le iba a responder justo cuando Raphael me tomo de la mano realizando aquella pregunta que me resulto extraña.
-Sí, claro que hemos sido respetadas- respondí algo sorprendida y la imagen de Nathan me vino a la cabeza haciendo que me ruborizada de repente aunque nadie lo noto.

Observe como Raphael se levantaba con Anastacia y percibí que el druida Jake tomaba de la mano a mi hermana Megan a la cual mire por unos instantes antes de decirle:
-Perdona Megan pero me salió de forma natural- y le sonreí a modo de disculpa por su anterior ¡Claude! Sin embargo mi sonrisa desapareció cuando mire a la figura que tenía al lado.
-Más le vale a tu amigo que Thera salga con una linda sonrisa en su rostro- comente mirando a Jake para luego dirigirme hacia donde estaba Valentine y me senté a su lado en silencio siguiendo las palabras de Megan sobre ponernos cómodos y tomar algo. Moría de ganas de preguntarle a Valentine que veía pasar en un futuro próximo pero me mordí la lengua llamando la atención de Zack para que se acercara a mí.

Me levante detrás de Raphael dejando que me guiara por la sala y me sentara lejos de los demás. No me gustaba el ambiente que se respiraba en aquellos momentos, todo me parecía tan confundido ¿Cómo es que hacia minutos estábamos riéndonos y ahora esperábamos para saber cuál sería la decisión de Thera sobre el padre de Halley?

Note que Raphael se encontraba algo nervioso asi que opte por preguntar: -¿Pasa algo?-pero su respuesta después de mirarme a los ojos me sorprendió, no espera escuchar aquellas palabras en los labios de él.

-Pero Raphe yo estoy a tu lado….- subí ligeramente mi mano derecha y acaricié su mejilla -¿Ves a alguien más aquí? Nadie va a separarme de ti, te he dicho eso desde el día en que te conocí- le sonreí con cariño y le di un beso en la frente justo como había hecho él momentos antes.

-No podemos irnos, no podemos dejar a Thera sola y la verdad me encanta este lugar…- quería contarle la magia que había aparecido en mi pero temí su reacción cuando supiera que aquel sueño no había sido tan sueño.
-Te prometo que no dejare que nadie me haga daño- dije mirándolo directamente a los ojos y luego lo abrace con fuerza, tratando de trasmitirle confianza y amor.

Megan pedía calma y traté de complacerla más aun sabiendo que todas habían sido respetadas aquí, tal como Claude me había confirmado y confiaba en ella para cuidar de Thera.

-No pasa nada Anastasia- le dije aunque lo lamenté pues en mi voz se notaba que estaba alterado y por primera vez era brusco con ella, por primera vez no la protegía como niña sino que la trataba como mi igual, lo cual era aterrador también.
La miré a los ojos mientras sentía su caricia en mi mejilla. "Nadie va a separarme de ti"
Su frase me llegó profundamente viendo la verdad tras las palabras. -Tu me eres completamente leal, siempre has estado ahí- susurré aun maravillado de algo de lo que no me había dado cuenta, asombrado ante el milagro de que alguien como ella me quisiera a mi.

Su beso no me hizo reaccionar pues sus siguientes palabras me dejaron anonadado. Su abrazo tampoco me hizo reaccionar y reconocí en sus palabras y en aquel gesto algo muy característico de mi madre. Ana fue la única que aprendió de mi madre el arte de domar a un D´Vartan, claro ya que ella era la única interesada. Esta pequeña niña había jugado conmigo, me había calmado y me había hecho tragar mis palabras poniéndome a sus pies... una vez más.

Me había quedado sin reaccionar pero la aparté de mi y puse mi dedo en sus labios. -Hoy tu ganas, pero me debes una- deslicé mi dedo por sus labios y la abracé para poder susurrarle al oído. -Y yo sé como cobrarte- La mantuve abrazada a mi, ella era mi ancla a la cordura. No quería pensar en mis propias palabras, pues yo me refería a lo que podía hacer cuando apareciera de nuevo en mis sueños y eso era algo de lo que ella nunca sabría.

Salté del sillón para frenar a Lucien, que por su expresión furiosa y casi desquiciada, supuse que no estaba siendo racional. Yo tampoco actuaría con cordura en su lugar, y eso fue lo que me molestó de la reacción del hermano de Thera y las otras hechiceras presentes; lo miraban como si él fuera el culpable de quien sabe qué crimen.

-¡Lucien, para ya!- grité, alejándolo de Raphael luego del empuje que le dio mi amigo. No iba a permitir que comenzaran a los puños en medio de la sala, y afortunadamente intervino luego Jake, con calma y ánimos de reconciliación, poniendo en palabras lo mismo que yo pensaba. Cuando Thera pidió para conversar a solas, animé a Lucien a hacerlo:-Ve, habla con ella. Y comportarte, por favor.- lo último se lo susurre, sin estar seguro de que él oía lo que le decía.

Lo vi salir de la sala siguiéndola, para luego ver como Raphael también se retiraba con la chica rubia que me habían indicado como su ahijada. Escuché lo que Claude murmuró a Jake, y de todos los druidas, a pesar de nuestra relación hostil, al que consideraba un mejor amigo era justamente Lucien, así que me molestó ese comentario en demasía. Él no asesinó a nadie como para que toda esa gente clamara por su cabeza. Aceptando el ofrecimiento de Megan, y puesto que no tenía intención de enfrentarme a ninguna de las hechiceras, me serví una copa de una de las bebidas expuestas. Cómo solo faltaban algunos druidas rezagados para acoplarse a la reunión, encontré un buen tema que nos permitiera dejar de lado lo que estaba sucediendo en una de las habitaciones de este lugar. De pie, elevé la voz lo suficiente como para que me escucharan:
-Entonces, ¿comenzamos con la reunión? ¿Alguien preparó algún discurso?

-Chicos vamos a intentar calmarnos todo- les dije una vez que Loghan había hablado. -Yo he sido partícipe de esa historia pero necesitamos ver a Lucien tan joven como era Thera, el no la sedujo con la edad que tiene ahora y debe de haber sido todo un shock enterarse de que es padre-
Miré hacia donde estaba Raphe, porque intentaba que el me entendiera y al verlo con Anastasia le guiñé un ojo. Ana hacia que Raphael fuera menos duro consigo mismo por no poder protegernos y verlos así trajo una visión de un niño pequeño corriendo por la isla y retiré la mirada avergonzada ante la intrusión de su intimidad.

Cuando Loghan intentó comenzar la reunión con un discurso puse una mano en su brazo, Loghan me caía muy bien, pero aunque el sintiera que si había algo entre nosotros yo sabía que era su lado protector quien entraba en acción, cosa que no podía ser con Diana pues ella lo sacaba de sus casillas. Molestar a Diana resultó un placer, ella no lo entendería pero le molestaría algo y eso me divertía.
-Sin discursos por favor, simplemente relájense y...- Una visión ocupó mi mente y me dejó sin habla, una muchacha joven se presentaba en la sala, yo no la conocía pero viendo que ella se presentaría al lado de Anastasia con un colgante en la mano y al mirarme ella sonreiría "Tía Valen" Solo alguien podría llamarme así.

Cuando volví en mi las personas de la sala me miraban. -Creo que pronto tendremos visitas, ¿Ana que hiciste con el medallón? Ella está llegando.- Le dije con voz ansiosa, los demás no sabrían de quien hablaba pero ella me entendería.

Se me había pasado la hora de la reunión en casa de las hechiceras, andaba tan concentrado en mi recorrido por la isla trabajando, que no había notado que el tiempo había avanzado más rápido de lo que creía. Llegue a mi recuperada casa vacía, me di una ducha y me vestí con presteza. Avance por la isla a buen paso hasta llegar a la casona, todavía me parecía increíble que hubiesen conseguido convertirla en un hogar después del tiempo que llevaba deshabitada, esas mujeres eran realmente mágicas en más de un sentido por eso en mi mente habían empezado a saltar todas las alarmas y me había propuesto alejarme un tiempo de Valentine y volver a aguas poco profundas.

Me sorprendió oír gritos amortiguados por las paredes en la planta superior cuando entre, no era capaz de reconocer las voces pues sonaban lejanas por lo que deje a un lado la intriga y me encamine hacia donde se escuchaba un grupo de voces femeninas y masculinas, entre al salón y mi primera visión fue Valentine al fondo de la estancia agarrada a Loghan, aquella escena me molesto pero más me molesto que me afectase, fastidiado aparte la mirada para dar un vistazo general a la sala, me sorprendió ver a Jake y Megan tomados de la mano alce una ceja curioso y seguí mi inspección, vi al hermano de Thera con su ahijada un poco más apartados, a Claude y a Niamh sentadas un poco más allá de donde me encontraba y por ultimo pero no menos importante vi a Diana sentada en su trono gobernando la sala con su elegancia (modo cabrón on XD), sonreí y mire a todos – buenas, perdonar el retraso me distraje recolectando hierbas medicinales – explique en tono ligero, me encamine hacia el sofá individual que ocupaba Diana y me senté en el apoyabrazos, - Diana – susurre girandome para mirarla a los ojos, tome su mano y le di un casto beso en el dorso – la isla te sienta magníficamente, estas encantadora – me incline para susurrar mi halago cerca de su oido dedicándole mi sonrisa más deslumbrante.

Solté su mano y me gire para mirar al resto - ¿qué me he perdido?, he oído voces lejanas procedentes del piso de arriba al entrar – pregunte con franca curiosidad mirando expresamente a Valentine con falsa inocencia después de la escena anterior.

No sabía en realidad en que momento justo llegaría mi sobrina, pero cuando la puerta se abrió la persona que entró al Salón también me trajo buenos recuerdos y le sonreí; sin embargo la sonrisa murió en mis labios al ver su indiferencia. Me preguntaba por qué Myles se comportaba de esa manera después de nuestra última conversación pero verlo acercarse a Diana de la manera en la que lo hizo me molestó demasiado.
"Hierbas medicinales...ojalá hubieran sido hierbas venenosas"
Todo le hubiera salido perfecto de no haberme mirado luego de la manera en la que lo hizo, ya que el mismo me había confesado que se escondía cuando tenía miedo y que a veces podía ser un cabrón, aun cuando yo misma no quería, su actitud me dolió y reaccioné mirando a Loghan, percatándome en ese momento de que mi mano seguía apoyada en su brazo.
"Así que es eso ¿no?"
Me acerqué a Loghan un poco más, y susurré a su oído. -Si no te tuviera cariño y te respetara correspondería a ese comportamiento Loghan, pero tu eres mi amigo... tu me brindaste tu apoyo y me protegiste y cumpliste cada promesa que me hiciste, desgraciadamente no mandamos en nuestro corazón y termina traicionándonos a nosotros mismos.- Señalé disimuladamente hacia Diana y Myles y me encaminé hacia la ventana. Evan estaba al llegar y eso me recordó la pregunta de Myles que había quedado flotando. Aunque quise mantenerme ajena a su comportamiento la puya salió de mis labios antes de pensarla siquiera.

-Lo que sucede es que los Rondeau al parecer no son buenos para lo que viene después del placer, y Lucien acaba de enterarse de que el y Thera son los padres de una hija de 16 años.- le respondí a Myles y quité la mirada pues su cercanía a Diana me seguía molestando. Miré nuevamente a Loghan y le sonreí pidiendo disculpas por mi comportamiento, el sabía que yo no culpaba a Lucien. Podía haber utilizado a Loghan para darle celos a Myles, pero no pensaba caer en su juego, aunque en el futuro no sabía...

Al sentir su dedo sobre mis labios sonreí divertida, más aún por sus siguientes palabras.

-No te debo nada, ¿quieres que te diga cuantas me debes tú? Así que estamos a mano-
Respondí serena y tranquila sin embargo su abrazo si me sorprendió y su susurro hizo que un escalofrío atravesara mi piel llevándome imágenes del sueño de Raphe directamente a mi mente. Suspire inconscientemente pero luego me percaté de que esto era la realidad y que mi guardián solo me veía como una niña así que aquella sugerencia no pasaría de algo infantil.
Molesta conmigo misma me aparte bruscamente del abrazo de Raphael y lo miré a los ojos furiosa ¿Por qué no podía ser igual los sueños a la realidad? Porque tenía que ser tan distinta?

Salí de mis pensamientos por el comentario de Valentine que me hizo sostener mi medallón expectante.
-Yo…- pero no supe que decir y volví a apretar el medallón pensando en Halley ¿Estaba a punto de llegar?
Busque la mirada de Raphael para ver su respuesta y le tome de la mano.

"¿Quieres que te diga cuantas me debes tu?" Esa era una frase que no podía obviar, ni tratar de confundir. "Estamos a mano" Eso creía ella... la verdad es que en medio de todo lo que había descubierto hoy a ella le sería mejor no seguir por ese camino pues las palabras de Thera sobre Ana seguían en mi mente. Ella ya no es una niña. Por si fuera poco yo sabía cuanto ella lo deseaba.

Que ella escapara de mis brazos por primera vez en la vida me molestó y por un momento me sentí inseguro. El comentario de Valen directamente a Ana me dejó perdido pero sólo por unos segundos hasta que ví la reacción de Anastasia, mi Anastasia con su propio medallón en la mano. Cuando ella me tomo de la mano buscándome entendí que era lo diferente entre nosotros, aunque yo lo negara ella me buscaba como su otra parte, cuando cada una de mi familia no sabía como tratarme ella me domaba. Con mi mano aun en la de ella le di la vuelta a la muñeca y tiré de Ana hasta que quedó sentada encima de mí de una forma nada decente.

Sabía que los demás nos mirarían pues habíamos captado la atención pero a decir verdad yo estaba enfrascado en Ana y en su reacción, ella llevaba tiempo buscando que yo perdiera el control y empezaba a lograrlo. -Silencio- fue lo único que susurré. Si mi sobrina estaba al llegar el Salón iba a explotar de sucesos y la quería a mi lado.

Dibuje mi mejor mascara de indiferencia cuando Valentine me devolvió el golpe y le susurro a Loghan merlín sabe que, por dentro hervía de la rabia porque no había conseguido mi propósito, al contrario la escena había empeorado.
Aunque verla alejándose hacia la ventana alivio un poco mi malestar, iba a reclamar al resto una respuesta a mi pregunta pero la obtuve de ella, me soltó a bocajarro la verdad y mi rostro se desencajo por la sorpresa, la confusión y la furia ante sus despectivas palabras.

- ¿COMO DICES? – grite furico levantándome del sofá como si quemara, no me podía creer lo que estaba oyendo, entonces las voces que había oído eran de Thera y Lucien - ¿me estas diciendo que mi hermano se acaba de enterar de que tiene una hija adolescente? – pregunte ya sin gritar aunque todavía estupefacto – ¡eso es imposible!, mi hermano puede ser un cabronazo a veces pero nunca eludiría sus responsabilidades – exclame totalmente convencido, poco a poco mi mente iba asimilando con reticencia que aquella bebe de la que Thera me había hablado era mi sobrina.

– Estoy seguro de que Thera le oculto la existencia de Evan, de haber sabido toda mi familia la hubiese ayudado, se hubiese podido proteger en la isla con ella y su familia si hubiese querido – solté la retahíla con toda la ira retenida a lo largo de mi breve estancia en esa sala – asi que no se te ocurra poner en duda el honor y el sentido de la responsabilidad de los Rondeau, porque sabemos hacernos cargo de nuestros actos perfectamente – escupí cada palabra con rencor, me fastidiaba admitirlo pero su puya me había dolido, sobre todo porque venia de ella.

Miré sobresaltada a Diego cuando tomó a Ana de la mano, si mis sospechas eran ciertas el ya lo sabía. Evan estaba llegando, miré hacia las escaleras pero Thera no aparecía y mi nerviosismo aumentaba pensando en cómo quedarían las cosas entre los padres de Evan Halley D´Vartan... o debería decir Rondeau.

El grito de Myles al reaccionar me asustó. Sus siguientes palabras no las escuché. como me gustaría acordarme del aquel hechizo... ¿como era aquel hechizo para callar a alguien? Látima que no tenía mi varita.

-Que fácil decir eso de Thera y así salir de todas las culpas, pero te digo algo que quizás no sepas, Thera tenía sólo 14 años, y tu hermano la sedujo.- Lo miré esta vez y me acerqué hasta donde estaba sentado. -¿Perdonarías tu a quien le hiciera eso a tu sobrina?-

Me incliné hacia Myles seductoramente con toda la intención de molestarle -Te presento a Evan- susurré y señalé al medio de la sala.

Veía el pasado Eso era un hecho común en mi vida, lo veía tan claramente como cuando cuando estás viendo algo directamente, como si fuera la pantalla de la vida de alguien. Fue un don y jamás lo vería de otra forma, porque si no hubiera sido por eso yo no recordaría a mi madre. Pero la recordaba, la recordaba tan claramente como si siempre hubiera estado conmigo, mi conexión con ella es tan fuerte como si jamás nos hubiéramos separado. Cada lucha por mi vida que ella libraba, cada lucha que libraba cada una de ellas para darme una seguridad que a veces yo subvaloraba porque hubiera dado mi vida por tenerlas a mi lado mientras crecía. No debía agradecer a la desgracia de Anastasia, pero agradecía que ella hubiera estado a mi lado, una vez más era la mejor amiga que alguien pudiera tener y gracias a ella yo estaba próxima de ver a mi familia. Podía ver a través del vínculo que todas tenían con mi madre donde estaba cada una y por las luchas que pasaron, y en cada una yo soñaba que me unía a ellas junto a Anastasia. Me veía como una mujer guerrera.

Mi padre era otro asunto en mi vida, el vínculo con mi abuela era cada día más fuerte yo veía a alguien igual a mi y por una vez pensé que era un sueño sobre mí hasta que comencé a ver a mi padre y a mi tío de pequeños en la isla. El parecido con mi abuela era asombroso tanto que yo no sabía si estaba soñando sobre mi o sobre ella hasta que veía el paisaje. Cuando mi madre piso la Tierra del Árbol Sagrado el vínculo se hizo tan fuerte que enfermé y estuve mucho tiempo junto a Ana planeando como haríamos para que yo pudiera aparecerme allí una vez que ella estuviera, ya que el aburrido de Raphe había decidido dejarme atrás.
El resto había sido fácil pues las imágenes del primer encuentro de la "Orden" eran una de las cosas del pasado que más se me repetía, hacer el encantamiento para el medallón fue fácil gracias a eso.

Conocía los poderes de cada una de ellas, y tenía una insaciable curiosidad sobre como resultarían los míos junto a los de Valen, nada quedaría fuera de nuestro control, pues el presente no existe, solo pasado y futuro. Viendo los que hace poco había desarrollado Ana me venían mil ideas malas a la cabeza y sonreía sola pensando en llevarlas a cabo con ella... pobre Raphe.

Una vez que me despedí de mis abuelos prometiendo que regresaría por ellos para llevarlos conmigo, tomé el medallón en mis manos y concentrándome comencé a girar, pensando en ese lugar en el que recién había visto a mis padres discutir y a ambos pensar en mi con cariño, fue justamente eso lo que me llamó y me llevó justo hacia el Salón de la Planta Baja, aunque lo primero que vi cuando llegué fue a mi tío Myles, lo conocía por las historias de mi abuela, el pasado de mi propia familia y esperaba que no se asustara porque yo fuera idéntica a su madre. Lo miré seria unos minutos y le sonreí para después mirarla a ella. -Tía Valen-

A medida que iba hablando podía notar que Valentine no me prestaba ninguna atención y eso hacia que mi paciencia estuviese al límite, le iba a rebatir sus palabras pero su revelación me dejo mudo por unos segundos, me había noqueado y había sido un golpe bajo pero mi orgullo prevalecería, no le dejaría vislumbrar mi aturdimiento.

– Oh, por favor no retuerzas los hechos para ponerme en contra de mi hermano y para hacerme sentir culpabilidad porque Thera era menor – dije asqueado por su táctica, aunque un rayo de luz entro en mi mente cuando me pregunto que pasaría si le pasase a Evan, podía entender el daño que había sufrido Thera pero nunca entendería su decisión posterior. – No me manipules sabes que tendría más que palabras si alguien le tocase un pelo, reconozco que ella era muy joven y él quizás inmaduro pero eso no le da derecho a privar a un hombre de ver crecer a su hija, la familia es sagrada – sentencie con toda la firmeza del mundo no sabia como se lo había tomado Lucien pero de haber sido yo el padre no hubiese perdonado a Thera.

Me sobresalto verla tan cerca y me indigno ver como jugaba conmigo pero su presentación me dejo mudo, ¿dónde, cuando?, era lo único que mi pobre cerebro acertó a pensar. La realidad me colapso al ver llegar a mi sobrina, era increíble, ¡estaba ante una versión juvenil de mi madre!, la impresión fue tal que se me desencajo el rostro por la sorpresa, me faltaba el aire en los pulmones y en mi intento por levantarme perdí el equilibrio y me caí del sofá.

- No me lo puede creer, debo estar viendo un fantasma, eso o aspire alguna hierba alucinógena – exprese mis pensamientos idiotas en voz alta, en ese momento mi mente no daba para más y mi mirada estupefacta estaba clavada en mi sobrina.

-Yo no estoy manipulando hechos, si Evan se hubiera criado con nosotros lo pudieras reprochar, pero no lo puedes hacer cuando a ella la robaron recien nacida y mintieron diciendo que la niña había muerto- Le discutí fuertemente mientras me sentaba al otro lado de Diana. -Tu no eres quien para cuestionar la decisión de Thera, ella no sabía que Evan era su hija cuando la adoptó y YO no tengo ninguna necesidad de manipular a nadie y mucho menos a tí... idiota- terminé susurrando completamente furiosa.

Me largué a reír cuando se cayó del sofá sin poderme aguantar, no podía parar de sonreír mirando a mi sobrina frente a él y la cara que se le había quedado.
Me acerqué a Evan primero que los demás que no lo esperaban y aun estaban en shock. -Eres mala Evan- le dije antes de abrazarla con cariño. -¿Acaso no sabes que ya casi íbamos a buscarte con todo lo que ha pasado? Mira como has dejado a tu tío.- le dije aun sin poder parar de reírme de Myles, y la verdad se lo merecía. -Les presento a Evan- dije para aquellos que no la conocían. -la primera descendiente de la Hechiceras y los Druidas.-

Era bastante ajena a la situación que se estaba dando en la sala, menos aún a los comentarios. Me mantenía con los ojos cerrados respirando muy bajo con Zack a mi lado. Por mi mente pasaban imágenes del pasado y del presente que me dejaban intranquilas ¿Qué pasaba con Thera y sus parejas? ¿Por qué siempre su vida personal tenía que ser tan extrema?

Hacia nueve años se había enamorado del chico equivocado siendo apenas unas adolescentes y como consecuencia nos habíamos tenido que separar y luchar para defendernos de la Corte Oscura….¿Que pasaría ahora con Lucien? Y si nos echaba de la Isla? No, no tenía derecho o sí? Este era su hogar, a fin de cuentas nosotros éramos las extrañas.

Rogaba porque se entendieran y se perdonaran mutuamente si no era así pues no quedaba más remedio que alejarnos de la isla y volver a vagar hasta encontrara un lugar apropiado como hace nueve años atrás.

Se me erizo la piel solo de pensar en la posibilidad de volver a perder a mis hermanas….más aún de no ver nunca más a Nathan, ahora que comenzábamos a conocernos. No era justo pero si era necesario lo haría.

Me percaté de que Valentine se levantó del sofá donde yo estaba sentada pero me mantuve sin realizar movimientos y en la misma posición que antes. Mis ojos azules solo se abrieron al sentir que Zack se sentía intranquilo, justo en el momento que alguien más irrumpía en el Salón.
“-Tía Valen-“
Al escuchara aquella voz y ese comentario me gire levente en sentido de ella para divisar la figura de una chica de dieciséis años que acababa de aparecer ante nosotros. Sin saber muy bien que decir la mire algo sorprendida, había cambiado con los años pero sus ojitos seguían siendo los mismo de cuando era una niña.

-Hola Evan- fue lo primero que salió de mis labios con una media sonrisa, como yo no era persona de expresar físicamente mis emociones la alegría en mis ojos fue lo único que demostró cómo me sentía por dentro en aquellos instantes.
-Tu mamá estará feliz de verte-

La reacción de Raphael me dejo anonadada, tanto que tarde tiempo en percatarme de que estaba sentada en sus piernas frente a todo el mundo. Lo miré a los ojos buscando alguna respuesta y lo que encontré en ellos me agrado y me asustó la vez ¿Seria que Raphe podía sentir por mí lo mismo que yo por él? Imposible me repetí cuando sentí de nuevo su voz cerca de mi oído.
“-Silencio-“

Aquella palabra me hizo estremecer y llego como advertencia que se hizo innecesaria pues en aquellos instantes no podía decir nada coherente, ni siquiera sabía si podía decir algo en absoluto. Pero ese momento de incertidumbre y agradable confusión paso como relámpago ante la llegada de mi mejor amiga: Evan Halley D Vartan.

Como acto reflejo instantáneo salí de los brazos de Raphael y me quede de pie expectante ante el saludo de mi amiga sobre la sala. Sin embargo no paso mucho tiempo antes de que sonriera y le dijera para llamar su atención:
-Eyy tú…- coloque mis manos sobre mi cintura –Yo no merezco saludo o es que ahora que estas aquí carezco de importancia? - pregunte bromeando y sin esperar respuesta me lance sobre Halley y la abrace con fuerza como niña pequeña.

Lo siguiente que ocurrió en el Salón no me sorprendió, pocos conocían la verdadera personalidad de Valentine, pero yo sabía que a pesar de parecer un gatito pequeño ella en realidad era un gato salvaje. Decidí no meterme entre la discusión aunque obviamente yo estaba molesto por lo que ocurría. En general no me gustaba que se hablara de mi hermana tan abiertamente, pero mis chicas ya eran grandes y ellas sabían defenderse solas tal y como me había demostrado Thera anteriormente.

La próxima llegada de mi sobrina era un misterio para mí, imaginaba que Ana tenía que ver con eso, pero era una conversación que pensaba tener con ellas posteriormente, sobre todo con la chica que en estos momentos estaba en mis piernas.
A mi me había costado mucho actuar de la manera en que lo hice y esperaba que ella reaccionara de la misma manera que otras veces, sin embargo esta vez Anastasia me confundió totalmente y esto me hizo sentirme inseguro, algo que me molestaba profundamente, si hubiera dado un paso después de esto ya no lo haría.

Perdido en el diálogo entre el hermano de Lucien y Valen me sorprendí cuando llegó Evan, en realidad al verla lo único que pude hacer fue sonreír, esa chica era mi debilidad.
Imaginaba que todos estarían buscando las semejanzas a su padre y admirando cómo ella había crecido, sin embargo yo la había visto crecer, para mi era natural, aunque ella se parecía a su padre, algo que solamente podía ver ahora que sabía quien era él.

Miré hacia el techo... estarían ellos enterados de que su hija había llegado ya... no lo sabía. Ana se separó de mí para lanzarse hacia Evan y me quedé serio mirándolas a ambas, esas dos brujas me las iban a pagar por desobedecerme.

Respondí al abrazo de Tía Valen con el mismo cariño, era extraño estar abrazada a ella, no la recordaba mucho cerca de mi anteriormente. -A mi tío lo has dejado tú así- le susurré en broma, no sabía si ellos estaban al tanto de que yo podía ver todo eso o no, pero esperaba que si no era así se lo tomara en broma y no hiciera muchas preguntas.

Pensaba ayudar al hermano de mi padre a levantarse del suelo pero Claude atrajo mi atención. -Hola Madrina- respondí a su saludo y lo que dijo a continuación me hizo fruncir el seño. -¿Aun no se ponen de acuerdo ella y mi padre?- Pregunté curiosa, era muy extraño que algo que ya había pasado fuera noticia para mi, sorprenderme era un logro que nadie había logrado hasta la actualidad. Por lo general esto era algo que las personas odiaban, pero para mí era un don que aunque a veces lograba hacer sentir incómodo al resto, me traía inigualables cosas con las cuales soñar cuando estaba sola.

Sin embargo no obtuve la respuesta que estaba esperando pues en mi campo de visión entró una imagen que no había esperado, Anastasia Ivanova sentada en las piernas de ¿Diego? No estaba segura si fue una ilusión o no, pues al momento ella estaba de pie poniendo en evidencia el carácter de los Ivanova, como yo le llamaba de cariño. Su regaño no duró mucho tiempo pues su abrazo opacó al resto de los presentes, y la abracé de vuelta.
-Vamos a mostrarle a estos viejos como hacer diversión- susurré solamente para ella.

Esta reunión sería recordada por los siglos. De eso no tenía duda. De un momento a otro nos vimos envueltos en la tensión y la incertidumbre de la historia de Thera; expectantes a la resolución de ese conflicto. Yo también me serví un trago para asimilar con la bebida lo ocurrido, y tomando de a sorbos, me libré del tener que hacer comentarios para poder observarlos a todos a mi placer. Eso me gustaba hacer. Cuando Myles entró a la sala y me dedicó ese saludo tan particular, le respondí con una sonrisa coqueta a la vez que miraba de reojo a Valentine.
-Gracias, Myles, eres un dulce.
Y tal como me lo suponía, la pelirroja nos estaba dirigiendo una de sus mejores miradas de odio. Pero tenía a Loghan a su lado, lo que explicaba la conducta de Myles. Por eso retire mi mano de su agarre de la manera menos grosera posible. Yo no participaba de ese tipo de juegos. Myles era apetecible, pero mi ego no me permitía ser receptora de su atención solo por desquite a otra mujer...

Como era de esperarse, comenzaron a discutir. Liberaron su enojo en temas que nada tenía que ver con ellos. Un vistazo general a la sala me llevó a fijarme en Raphael y Anastacia,... antes de definir lo que veía -mi subconciente lo sabía, y mi sentido común no se animaba a ponerlo en palabras-, reparé en la nueva presencia. Todos lo hicimos. Y allí estaba la pequeña Evan. No tan pequeña. Los años habían pasado sin contemplaciones.
-Bienvenida a casa, cariño.- dije uniéndome a la ola de saludos. Estudié a esa joven que en su brazo con la rubia, me recordaba tanto a nosotras mismas en otros tiempos. La presentación de Valen me hacía sonreír: la primera descendiente de una hechicera y un druida.-¿La primera, Valen? ¿Es qué acaso hay aquí más interesados en el mestizaje?- lo sabía, mi comentario tenía un dejo de malicia, pues quizás era la única de la sala que no tenía pensado siquiera formar una familia en la isla. Las demás, eran otro cuento...
Quizás antes del próximo Beltane, Evan podría estrenar nuevo hermanito o primito. Miré a mi propia hermana y a Nhyam, ¿y si yo estrenaba sobrino? Tomé otro trago largo de mi copa.

Vienen de la Segunda Planta

Con toda sinceridad, no creía que conocería a mi hija tan pronto. Es como si Evan siempre hubiese estado en una parte escondida de mi vida esperando el momento preciso para hacer su aparición a la luz, y dando un giro de 360º grados a mi vida. Nada más ver a esa muchacha morocha en medio de la sala, rodeada de las hechiceras y abrazada a la adolescente rubia, sentí una opresión en el pecho que me anunciaba que ese momento había llegado: ella era mi hija. No soy hombre de ponerme llorar, ni de modales suaves; no sabía que clase de padre esperaba Evan. Quizás uno que nada más verla, corriera a abrazarla. Yo no era así.
-¿Sería mucho pedir unos minutos a solas con mi hija?- la sutileza no era lo mío.

Sabía como me veía para los demás, de pie en el umbral de la sala, con los brazos a los lados y el ceño fruncido, con toda la intención de intimidar a los presentes. Pero como no quería asustar a Evan, ni que ya en la primera impresión se diera cuenta de mi mal carácter, desvié la mirada para fijarla en Thera, indicándole con un lenguaje tácito que necesitaba ayuda para el siguiente paso. Si yo tenía que seguir viéndomelas solo, terminaría echando a patadas a todos de ahí. Me sentía como las presas que se sientan acorraladas: en vez de mostrar miedo, muestran enojo. No quería demostrar el miedo aterrador que sentía.

Luego del beso que Lucien no correspondió me sentía algo estancada en una misma situación, como si mi vida no pudiera dar un paso adelante; sin embargo no podía culparlo pero a la vez... estaba cansada, realmente cansada de hacer girar el mundo yo sola, de buscar una relación y hacer lo posible para que funcionara, yo contra todos. Su indiferencia fue la gota que lo sacó todo de dentro de mí. Sin embargo un berrinche era considerado como una muestra de testarudez en una joven, en una mujer era patético. Yo tenía que pasar a preocuparme por mi misma, tenía que afligirme si era necesario pero absolutamente no iba a seguir culpándome.
Asentí a sus siguientes palabras en el baño antes de bajar las escaleras detrás de él.

Nada me podía haber preparado para la escena que estaba delante de mi en esos momentos. Lo primero que vi al bajar fue a ella, mi hija, mi niña. Abrazada a Ana y sonriendo, yo podía haber cometido muchos errores en mi vida pero la decisión de protegerla a toda costa y enviarla con Raphe había sido la mejor decisión de mi vida. Mirarla me bastaba para darme cuenta de que su vida había sido fantástica, le faltó su madre si, es cierto, pero ella estaba sana y feliz y eso era suficiente.
-Halley- fue lo único que dije y sonreí, sin embargo la tensión de Lucien a mi lado me dieron ganas de zarandearlo, ¿cómo podía ser tan animal? Su mirada sin embargo me hizo entender, sacudí la cabeza negándole lo que me pedía. Lo que seguía iba a ser difícil pero lo iba a ser para los dos y yo no podría ayudarlo; ambos podíamos formar un equipo pero él parecía reacio a vernos así y yo esta vez no iba a rendirme, a ser lo fácil.
Decidí dar el primer paso para esa unión, para el equipo que me gustaría hacer con el padre de mi hija. Yo haría todo lo posible para la felicidad del padre de Evan y por ella, por formar un gran equipo. Lo de la pareja ya era algo por lo que estaba cansada de luchar, yo lo quería, diablos yo lo amaba; pero por primera vez en mi vida quería ser tan importante para alguien que ese alguien creyera que luchar por mi valía la pena.

Di el primer paso y tomé la mano de Lucien en la mía para demostrarle a todos que el contaba con mi total apoyo, yo estaba de su lado y para que mi hija se sintiera cómoda con nosotros también.

Miré bruscamente a la hermana de mi madrina cuando ella me saludó, era tan guapa...- Gracias tía Diana- le dije y corrí a abrazarla. (Fdr: Aunque la muggle detrás sea pesada xD) Sonreí por su pregunta a Valen y le susurré al oído. -Yo creo que sí, que todas están en ellos, si no te apresuras te quedarás sin druida en quien probar tus uñas- Le quité la copa de la mano y la puse sobre la mesa y le saqué la lengua.

El súbito silencio me hizo darme la vuelta. ¿Desde cuando mis padres estaban allí? Al parecer desde hacía buen tiempo. Miré a mi madre, había soñado tantas veces con ella, era mi madre, la recordaba contándome historias para dormir cuando yo apena era una niña de 2 años y ella era una chica más parecida a una hermana que a una madre. Ahora si me parecía una madre, ahí de pie y me sentí pequeña ¿sería yo lo que ella esperaba?
La bomba de pregunta que soltó ÉL me hizo suspirar. Mi padre me ponía nerviosa, allí todo tranquilo, como si nada pasara, como si lo que hubiera dicho era un comentario sobre el tiempo... me parecía frío, lejano... y tan guapo. No sabía si yo debía responder a su pregunta o si era una pregunta retórica. ¿Habrían arreglado sus diferencias?
Mi madre me llamó por mi segundo nombre y sin saber porqué le sonreí, su gesto no me pasó desapercibido, al parecer ella y mi padre se entendían sin necesidad de palabra y por un segundo la visión de una casa, y mi familia en ella me ilusionó y eso fue suficiente. Cuando mi madre lo tomó de la mano me decidí.

Me adelanté caminando hacia ellos y a cada paso aceleraba la velocidad hasta tenerlos de frente, abracé a mi madre con todo el cariño que tenía por dentro, con mi amor de tantos años guardado para ella y miré a mi padre. -Creo que no sería mucho pedir- le dije a él directamente y acaricié su mentón antes de darle un beso en la mejilla -¿A donde quieres ir?-



Fdr: Majo recuerda que Evan es idéntica a la madre de Lucien, al menos lo suficientemente idéntica para que Myles se cayera del mueble por el impacto.